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José Zorrilla
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José Zorrilla. Carmen de los Mártires - Granada
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  • Nació en Valladolid el 21 de febrero de 1817.
  • Fue un poeta y dramaturgo español, autor del drama romántico Don Juan Tenorio.
  • Era hijo de José Zorrilla Caballero, un hombre chapado a la antigua y de ideología tradicionalista, seguidor del pretendiente Carlos María Isidro de Borbón y relator de la Real Chancillería. Su madre, Nicomedes Moral, era una mujer muy piadosa.
  • Tras varios años en Valladolid, la familia pasó por Burgos (donde el padre fue nombrado gobernador) y Sevilla para al fin establecerse, cuando el niño tenía nueve años (1827), en Madrid, donde el padre trabajó con gran celo como alcalde de casa y corte y superintendente de policía a las órdenes de Francisco Tadeo Calomarde.
  • Ingresó en el Seminario de Nobles, regentado por los jesuitas; allí participó en representaciones teatrales escolares y aprendió bien el italiano.
  • Muerto Fernando VII, el furibundo absolutista que era el padre fue desterrado a Lerma y el hijo fue enviado a estudiar derecho a la Real Universidad de Toledo bajo la vigilancia de un pariente canónigo en cuya casa se hospedó; sin embargo, se distraía en otras ocupaciones y los libros de derecho se le caían de las manos y el canónigo lo devolvió a Valladolid para que siguiera estudiando allí (1833-1836).
  • Al llegar, fue amonestado por el padre, que marchó después al pueblo de su naturaleza, Torquemada, y por Manuel Joaquín Tarancón y Morón, rector de la Universidad y futuro Obispo de Córdoba.
  • El carácter impuesto de los estudios y su atracción por el dibujo, las mujeres (una prima de la que se enamoró durante unas vacaciones) y la literatura de autores como los ya mencionados (por ejemplo, cayó en sus manos El genio del cristianismo de Chateaubriand) y además Alejandro Dumas, Victor Hugo, el Duque de Rivas y Espronceda, que encontraba y leía en la casa de Pedro de Madrazo y Kuntz, un amigo que estudiaba derecho con él y sentía igual atracción por el arte, arruinaron su futuro como leguleyo.
  • Por entonces descubrió que era sonámbulo: a veces se acostaba dejando un poema incompleto y se levantaba viéndolo acabado, o se acostaba con barba y se despertaba afeitado; pidió, pues, que lo dejaran dormir bajo llave.
  • El padre desistió de sacar algo de su hijo y mandó que lo llevaran a Lerma a cavar viñas; pero cuando estaba a medio camino el hijo robó una yegua a un primo, huyó a Madrid (1836) y se inició en su hacer literario frecuentando los ambientes artísticos y bohemios de Madrid, junto a su connatural Miguel de los Santos Álvarez, y pasando mucha hambre.
  • Se fingió un artista italiano para dibujar en el Museo de las Familias, publicó algunas poesías en El Artista y pronunció discursos revolucionarios en el Café Nuevo, de forma que terminó por ser perseguido por la policía. Se refugió en casa de un gitano.
  • Por entonces se hizo amigo del barítono italiano Joaquín Massard y, a la muerte de Larra en 1837, a instancias de Massard, José Zorrilla compuso y declamó en su memoria un poema que le granjearía la profunda amistad de José de Espronceda, Antonio García Gutiérrez y Juan Eugenio Hartzenbusch y a la postre le consagraría como poeta de renombre: Que el poeta, en su misión / sobre la tierra que habita, / es una planta maldita / con frutos de bendición.
  • Comenzó entonces a escribir para los periódicos El Español, donde sustituyó al finado, y en El Porvenir, donde llegó a cobrar un sueldo de seiscientos reales; empezó a frecuentar la tertulia de El Parnasillo y leyó poemas en El Liceo; fue además redactor de El Entreacto, una publicación de crítica teatral.
  • En 1837 apareció su primer libro, Poesías con un prólogo de Nicomedes Pastor Díaz; su primer drama, escrito en colaboración con García Gutiérrez, fue Juan Dándolo, estrenado en julio de 1839 en el Teatro del Príncipe.
  • En 1840 publicó sus famosos Cantos del trovador y estrenó tres dramas, Más vale llegar a tiempo, Vivir loco y morir más y Cada cual con su razón.
  • En 1842 aparecen sus Vigilias de Estío y da a conocer sus obras teatrales El zapatero y el rey (primera y segunda parte), El eco del torrente y Los dos virreyes.
  • De 1840 a 1845, Zorrilla estuvo contratado en exclusiva por Juan Lombía, empresario del Teatro de la Cruz, en el que estrenó durante esas cinco temporadas nada menos que veintidós dramas.
  • Y era tan reconocido que a finales de 1843 recibió del Gobierno de España la cruz supernumeraria de la Real y Distinguida Orden de Carlos III junto a los también dramaturgos Manuel Bretón de los Herreros y Juan Eugenio Hartzenbusch.
  • En 1838 se había casado con Florentina Matilde O`Reilly, una viuda irlandesa arruinada dieciséis años mayor que él y con un hijo de su anterior marido José Bernal, pero el matrimonio fue infeliz; una hija que tuvieron murió al año de nacida, y él tuvo varias amantes; doña Florentina se vio invadida por unos celos patológicos y terminó de indisponer al poeta con su familia, le hizo abandonar el teatro y, finalmente, tras el fulgurante éxito de Don Juan Tenorio en 1844, concebido en una noche de insomnio y escrito en veintiún días, abandonarla en 1845 y emigrar a Francia y luego a México (1855), adonde llegaban todavía las cartas iracundas y los anónimos difamatorios de su mujer.
  • Tuvo que volver a Madrid cuando falleció su madre en 1846; de vuelta a París, imprimió en la Casa Baudry dos tomos de Obras de D,. José Zorrilla (I, Obras poéticas. II, Obras dramáticas) con una biografía de Ildefonso Ovejas; allí mantuvo amistad con Alejandro Dumas, Alfred de Musset, Víctor Hugo, Théophile Gautier y George Sand.
  • Como había malvendido los derechos del Tenorio, no pudo cobrar derechos de autor por sus muchas reposiciones y fueron vanos sus esfuerzos por recobrarlos.
  • En 1849 recibió varios honores: fue hecho miembro de la junta del recién fundado Teatro Español; el Liceo organizó una sesión para exaltarle públicamente y la Real Academia Española lo admitió en su seno, aunque sólo tomó posesión de la silla L en fecha tan lejana como el 31 de mayo de 1885 con el discurso en verso Autobiografía y autorretrato poéticos.
  • Su padre murió en ese mismo año y eso le supuso un duro golpe, porque se negó a perdonarle, dejando un gran peso en la conciencia del hijo (y considerables deudas), lo que afectó a su obra. El puñal del godo y Traidor, inconfeso y mártir fueron grandes éxitos, algunos más en sus reposiciones que en sus estrenos.
  • Huyendo de su mujer otra vez, volvió a París en 1850, donde endulzó sus penas su amante Leila, a la que se entregó apasionadamente y que algunas fuentes identifican con Emilia Serrano de Wilson​; allí escribió los dos tomos de su poema Granada.
  • En 1852 la casa Baudry imprimió un tercer tomo de Obras poéticas y dramáticas.
  • Viajó a Londres en 1853, donde le acompañaron sus inseparables apuros económicos, de los que le sacó el famoso relojero Losada; por entonces compuso su famosa Serenata morisca en honor de Eugenia de Montijo, quien en ese mismo año se había casado con el emperador Napoleón III; le iban a dar la legión de honor, pero de nuevo unas cartas de su iracunda esposa dieron al traste con ello.
  • Después marchó a México, donde pasaría once años de su vida. Llegó a Veracruz el 9 de enero de 1855 y fue acogido con entusiasmo (a pesar de que habían divulgado unas falsas quintillas a su nombre contra el país), primero por el gobierno liberal (1854-1866), pasando largas temporada en el Valle de Apan, donde vivió una nueva historia de amor con una mujer llamada Paz, y después bajo la protección y mecenazgo del emperador Maximiliano I, con una interrupción en 1858, año que pasó en Cuba. Allí comenzaron a aquejarle ataques de epilepsia que ya lo acompañarían toda la vida.
  • En Cuba probó suerte en el tráfico de esclavos. Estableció una sociedad con el librero y periodista español Cipriano de las Cagigas, hijo de un reconocido negrero, para importar indios prisioneros de la guerra contra los mayas de Yucatán (México) y venderlos a las haciendas azucareras cubanas. Zorrilla compró una partida de indios en Campeche, pero la muerte de Cagigas por vómito negro (fiebre amarilla) liquidó el negocio, y Zorrilla volvió a México en marzo de 1859. Llevó en ese país una vida de aislamiento y pobreza, sin mezclarse en la guerra civil entre federalistas y unitarios. Sin embargo, cuando Maximiliano I ocupó el poder como emperador de México (1864), Zorrilla se convirtió en poeta áulico y fue nombrado director del desaparecido Teatro Nacional.
  • Fallecida su esposa Florentina O`Reilly víctima del cólera en octubre de 1865, Zorrilla se encontró al fin libre para poder volver a España; embarcó en 1866 y pasó por La Habana, Saint-Nazaire, París, Lyon, Aviñón, Nimes y Perpiñán y por fin el 19 de julio llegó a Barcelona.9​ Marchó a Valladolid el 21 de septiembre para arreglar sus asuntos, recibió en su casa a mucha gente, acudió a los toros, ofreció dos lecturas en el Teatro Calderón y, en el Teatro Lope de Vega, se representó su drama Sancho García. Los periódicos hervían de noticias sobre el poeta, considerado una gloria nacional.
  • El 14 de octubre marchó a Madrid, donde permaneció unos meses cuidando la edición de su Álbum de un loco; en marzo de 1867 volvió a viajar en busca de sus «lugares queridos», escribió el crítico Narciso Alonso Cortés: Torquemada (Palencia), donde estaban enterrados sus padres; y luego a Quintanilla-Somuñó, la tierra burgalesa de su madre y de la "prima Gumis", su primer amor. Hasta allí le llevaron una carta que su amigo el emperador Maximiliano I le enviaba desde México, disuadiéndole de volver a su lado: «La abdicación va a hacerse necesaria; evite Ud. un viaje inútil y espere órdenes». Tan sólo un mes después, el 19 de junio de aquel 1867, Maximiliano sería fusilado en Querétaro. Entonces vertió en un poema todo su odio contra los liberales mexicanos, así como contra quienes habían abandonado a su amigo: Napoleón III y el Papa Pío IX. Esta obra es El drama del alma. Desde entonces su fe religiosa sufrió un duro golpe.
  • Se recuperó casándose otra vez con Juana Pacheco Martín el 20 de agosto de 1869 en Barcelona; ella tenía veinte años, él cincuenta y dos; Zorrilla era un manirroto y nunca supo administrarse: volvieron los apuros económicos, de los que no logran sacarle ni los recitales públicos de su obra, ni una comisión gubernamental en Roma, donde estuvo con su mujer entre 1871 y 1873, ni una pensión otorgada demasiado tarde, aunque recibe la protección de algunos personajes de la alta sociedad española como los condes de Guaqui.
  • Los honores, sin embargo, llovían sobre él: el rey Amadeo I le concede la Gran Cruz de Carlos III; le nombran cronista de Valladolid (1884), lo coronan de laurel como poeta nacional en Granada en 1889, etc.
  • Cansado de sus investigaciones para el gobierno español en Roma, a comienzos de 1874 decidió trasladarse a Francia, donde, en la región de Las Landas puso casa y se entregó, junto a su esposa, a la floricultura; allí pasaron dos años hasta que en diciembre de 1876 Zorrilla y señora se vieron abocados a retornar a España, donde volvió a trabajar ofreciendo lecturas públicas de sus obras.
  • Eduardo Gasset, editor de El Imparcial, le ofreció imprimir por entregas sus memorias, Recuerdos del tiempo viejo, en su suplemento de los lunes, y empezaron a publicarse a partir del 6 de octubre de 1879.
  • Consumió los años de 1880, 81 y 82 en viajes y lecturas por toda España, esperando una pensión gubernamental prometida pero que no llegaba.
  • En 1883 se embarcó en otra gira agotadora: tenía sesenta y seis años, y escribió: «No tengo una hora para descansar; ronco, cansado y falto de sueño, voy por ahí como un cuervo viejo».
  • Inauguró el teatro que lleva su nombre en Valladolid en 1884. Allí se reasentó otra vez hasta abril de 1889, pero siempre haciendo giras.
  • El 14 de febrero de 1890 fue operado en Madrid para extraerle un tumor cerebral; la reina María Cristina se apresuró para concederle entonces la pensión dos meses después; pero el tumor se reprodujo y falleció en Madrid en 1893 en otra operación. Murió en Madrid el 23 de enero de 1893.
  • Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Justo de Madrid, pero en 1896, cumpliendo la voluntad del poeta, fueron trasladados a Valladolid. En la actualidad se encuentran en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres del cementerio del Carmen.
Fuente: Wikipedia

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