Desde este acueducto pasaba el agua a la vega de lo que ahora
es el Barrio de San Ildefonso.
Con dieciséis arcos de medio punto construidos en piedra y ladrillo que sostenían el canal.
Este acueducto canalizaba las aguas del Raudal de Santa María, que nacía en el Puente de Santa Ana, y abastecía a gran parte de la ciudad.
Los restos del acueducto quedaron dentro del Huerto del convento de San José, fundado en 1588 junto a la Senda de los Huertos.
Tras la exclaustración, en 1837 pasó a Rodrigo de Aranda, conde de Humanes, donde construyó su espléndida casa. Fue visitada por la reina Isabel II en su visita a la ciudad en 1862. Allí se le obsequió con fuegos artificiales y coplas. De aquella visita quedó reflejada una anécdota en el cancionero popular giennense, una de cuyas estrofas dice así:
... La mujer de Juan del Hacha a la reina le llevó una mantilla encarnada, pero la bandeja ¡no!...
Y es que la tarde anterior del 8 de octubre de 1862, en la recepción que dio la Reina, la mujer de un vecino de Jaén, Juan del Hacha, regaló a la Soberana una magnífica mantilla que ella personalmente había realizado con gran esfuerzo, la cual le presentó en una bandeja de plata. La Reina elogió la labor y recogió la mantilla en la bandeja para entregársela a un ujier. La mujer no pudo contenerse y exclamó: “¡No! ¡La bandeja no!”. Lo que causó grandes carcajadas entre los asistentes.
En la segunda mitad del siglo XX formó parte del barandal del cine de verano Jardín, antes de desaparecer.