[Escucha este texto]- Las primeras manifestaciones del mundo ibérico en la provincia datan del siglo VI a.C.
- Siguiendo fuentes clásicas, como Estrabón, Plinio o Ptolomeo, la provincia quedaría dividida bajo la influencia de oretanos y turdetanos, sobre la que los romanos establecerían los límites entre la Tarraconense y la Bética.
- Los textos de Plinio permiten albergar supuestos sobre la existencia de un tercer núcleo independiente, los mentesanos.
- Oretania se extendería desde Mengíbar, por el norte del valle del Guadalquivir hasta Baeza, desde donde ocuparía la zona sur de los ríos Torres, Bedmar, Jandulilla y Guadiana Menor, y ocupando las sierras de Cazorla y Segura.
- La Bastetania debió ocupar las zonas las zonas más al sur.
- Ya a finales del siglo V es apreciable una organización territorial madura, que se centralizaría en Cástulo para los oretanos y en Obulco para los turdenanos.
- En este momento es apreciable en la zona un aumento de la población que se trasladaría a la aparición de numerosos asentamientos en la zona, más de doscientos según fuentes romanas, con una tipología constructiva que los arqueólogos han llamado oppidum: poblaciones situadas sobre una meseta, fuertemente fortificadas, de mayor tamaño que los asentamientos levantinos que implicaría una estructura social desarrollada.
- A su vez, en estos oppidum ya en la campiña se distinguen unos de mayor tamaño, como Obulco o Iliturgis, y otros menores en la campiña alta, entre los que se encontraría el de Puente Tablas, en las cercanías de la actual ciudad.
- El trabajo comunal, tal vez el uso de esclavos públicos, produjo sin duda excedentes de producción que de alguna manera revertieron en las estructuras familiares y en los propios oppidum, pero que también provocaron una estratificación social, como se demuestra en los distintos tipos de ajuares funerarios hallados, e incluso en la apropiación de parte de los excedentes de oppidum dominados que pasaban a manos de otros oppidum dominadores.
- Los restos arqueológicos testimonian la presencia ibérica en las proximidades del Castillo de Santa Catalina, haciendo especial referencia al interesante poblado ibérico del Puente de Tablas.
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