Bismarck nació en Schönhausen (Sajonia-Anhalt) el 1 de abril de 1815, hijo de Fernando von Bismarck, militar, y de Wilhelmine Mencken.
Tuvo una hermana, Malwina, con quien tuvo una gran relación manteniendo correspondencia con asiduidad; en una de sus cartas se encuentra la famosa frase: Lieb doch den Polen, weil sie schön sind (ama pues a los polacos, porque son hermosos).
Por la insistencia de su madre aceptó realizar la instrucción secundaria clásica y estudió derecho en Göttingen y Berlín, aunque con poca asiduidad y comportamiento poco maduro.
A pesar de ello no descuidó sus lecturas: Alexandre de Hohenlohe quedaba estupefacto ante el número de libros que había leído en su juventud y la capacidad de recordar multitud de citas de cada autor en su lengua original.
Tras sus estudios fue designado para la prefectura de Aquisgrán (un cargo administrativo menor, cuando aspiraba a la carrera diplomática).
A la muerte de su madre en 1839, se consagra a la gestión del dominio familiar en Pomerania, lo que no le supone una actividad estimulante.
Accede a un puesto de intendente, donde demuestra empeño y esmero.
En 1843 encuentra el amor de su vida en María von Thadden, quien ya estaba casada; María muere en 1846.
Por amor a ella, y cumpliendo su póstumo deseo, Bismarck se casa con su mejor amiga Johanna von Puttkamer en 1847, una luterana pietista que le influirá desde el punto de vista religioso.
De esa unión nacieron tres niños.
No obstante, Johanna se interesó poco por los convencionalismos y por la política, que implicará cada vez más a su marido.
Fue su hermana Malwina quien desempeñó el papel de consejera.
Delegado a la asamblea de los Estados Provinciales de Prusia, se topa de frente a los movimientos nacionalistas y revolucionarios que abrasan Europa en 1848.
Iniciados en Francia, alcanzan Prusia el 18 de marzo de 1848, y el 19 el rey Federico Guillermo IV cae prisionero como consecuencia de un accidente desafortunado.
Al enterarse Bismarck, su reacción es tan violenta que le lleva a obtener una entrevista con Augusta, la reina madre, con el fin de asegurar la Regencia.
Augusta se niega, resultando de ello un odio que duró hasta la muerte de ésta.
En respuesta a este episodio Bismarck se aísla de la política temporalmente.
Tras la derrota de los movimientos revolucionarios de 1848 (cosa que le complace pues no simpatizaba en absoluto con ellos), es elegido en el Parlamento prusiano en 1849.
Designado para representar Prusia en el Parlamento de Fráncfort
Bismarck se persuade poco a poco de la oportunidad de la idea de una Alemania unificada.
Se trata de la realización de su visión de una Kleindeutschland (pequeña Alemania) de mayoría protestante dominada por Prusia, por oposición a la idea de la Grossendeutschland (gran Alemania) del Pangermanismo, que incluiría los territorios poblados por gentes de habla alemana del Imperio Austrohúngaro, de religión católica.
Aun así en principio se opone a la política exterior prusiana ejecutada por el ministro Joseph von Radowitz, que pretende crear la Unión a través de una Confederación Germánica sin Austria.
Debido a la retirada de Olmutz en 1850, el emperador acepta la dimisión de Radowitz y se restablece la Confederación.
Luego es nombrado embajador en Fráncfort del Meno en el marco de la Confederación, y encargado de restablecer las buenas relaciones con Austria.
Pero es imposible y Bismarck se esfuerza entonces en reducir la influencia de este Imperio.
Sabe que no hay lugar en Alemania para dos grandes fuerzas y se orienta a la solución de la Pequeña Alemania.
Desde 1856 busca la alianza francesa para conseguir una buena posición de cara un enfrentamiento austro-prusiano que considera inminente.
Es nombrado embajador de Prusia en Austria, luego en Rusia en el año 1859, posteriormente en París en 1862, donde se encuentra numerosas veces con Napoléon III. En concreto, el 26 de junio de 1862 es invitado a un almuerzo por éste.
El Parlamento y el rey Guillermo desconfían de él como de Francia, enemiga tradicional de Prusia.
Aún así en 1862, rey Guillermo de Prusia le confía los cargos de Primer ministro y de Ministro de los Asuntos Exteriores de Prusia.
Bismarck consigue unificar Alemania llevando a cabo una serie de guerras.
Esta política siempre fue ejecutada con realismo y oportunismo, y no según un plan preestablecido.
Para que estas guerras no degeneraran en un conflicto generalizado de imposible gestión, Bismarck desarrolló una política de aproximación con Rusia (que consideraba indestructible a causa de su tamaño), el Segundo Imperio francés e Inglaterra.
En el interior debe luchar primeramente contra la asamblea, hostil hacia su política exterior, pero también contra su soberano, al que consigue manipular.
En primer lugar, en cooperación con Austria, Prusia triunfa en la Guerra de los Ducados y Schleswig-Holstein se toman a Dinamarca tras el consiguiente tratado de paz, concluido en Viena el 30 de octubre de 1864.
Luego, en 1866, pretextando una mala gestión de los Ducados, ataca a Austria (inmersa al mismo tiempo en el conflicto de la unificación italiana) derrotándola en la llamada Guerra de las Siete Semanas, donde se demuestra su superioridad organizativa.
El resultado territorial fue la anexión de Hanóver, Hesse-Kassel, Nassau y Fráncfort del Meno a Prusia, con lo que se crea la Confederación Alemana del Norte.
El 26 de julio, algunos días después de la victoria prusiana, el emperador de los franceses, Napoléon III, le había confiado al embajador de Prusia en París que no veía ninguna objeción en la anexión de Hannover y de Hesse -a pesar de los cuatro millones de habitantes a que afectaba la decisión-.
De esta forma, Prusia se convirtió en la potencia hegemónica en Alemania y pudo establecer la unión de los estados alemanes situados al norte del Río Meno (Main), constituida en 1867.
Esta alianza reemplazó a la Confederación Germánica.
Fueron 22 los estados alemanes que se incorporaron a la Confederación de Alemania del Norte.
El poder legislativo quedó repartido en dos asambleas: el Reichstag (Dieta o Parlamento) y el Bundesrat (Consejo Federal).
La Confederación estableció alianzas con Baviera, Württemberg y el gran ducado de Baden, comprometidos a poner sus tropas bajo el mando del rey de Prusia si un tercer estado atacara a algún miembro de la Confederación.
La Dieta fue elegida mediante sufragio universal, la nueva Constitución entró en vigor el primero de julio de 1867 y Bismarck se convirtió en canciller de la nueva Confederación.
La Constitución contemplaba que cada estado sería autónomo en materia de finanzas, justicia, culto y enseñanza.
La Confederación dirigía Ejército, Marina, política exterior, legislación comercial, aduanas, moneda, legislación civil y correos.
El poder ejecutivo residía en la presidencia desempeñada por el rey de Prusia (con carácter hereditario), que era el responsable de la política exterior, comandante supremo del Ejército y que ejercía el poder a través el canciller que sólo respondía ante él.
Después de haber provocado a Francia por la cuestión de la elección del rey de España (cuyo trono estaba vacante tras la revolución de 1868), la Guerra Franco-prusiana estalla en 1870 y los Estados de Alemania del Sur, considerando a Francia como el agresor, apoyan militarmente a la Confederación de Alemania del Norte.
Francia sufre una derrota humillante y Guillermo I se hace aclamar Emperador de Alemania en Versalles en 1871.
El tratado de paz firmado permite a Alemania anexionarse Alsacia y Lorena. Sin embargo esta última guerra provoca una gran reacción patriótica francesa, que hace predecir a Bismarck la Primera Guerra Mundial, obligándole a iniciar el difícil equilibrio de su sistema de alianzas.
Bismarck es pues el principal artífice de la creación del Imperio Alemán de 1871, dirigido por Prusia y que excluía a Austria.
Aclamado como héroe nacional, Bismarck es confirmado en su cargo como el primer Kanzler del nuevo Imperio.
En su política exterior, se consagra a mantener la paz entre las potencias europeas (Francia, Austria, Alemania y Rusia).
Es particularmente hábil para maniobrar e impedir toda aproximación entre sus enemigos, fundamentalmente manteniendo aislada a Francia (cuya revancha siempre se previó) y evitando el máximo temor estratégico: la guerra simultánea en dos frentes (la que terminó ocurriendo en la Primera Guerra Mundial, con el más belicista emperador Guillermo II).
Con este fin crea diversas alianzas con Austria y Rusia.
Sus contemporáneos se burlaban de estas alianzas y ensayos, y de su política de gabinete, no obstante, la efectividad del sistema al menos durante el periodo en que él mismo lo dirigía, hace que los historiadores denominen a sus sistemas de alianzas como Sistemas Bismarckianos.
Interiormente, se enfrenta con la subida de dos nuevos partidos: Partido de Centro católico y Partido socialdemócrata (SPD), sin olvidar a los franceses de Alsacia y Lorena contrarios a la anexión.
La Kulturkampf, campaña contra el catolicismo y la minoría polaca que arranca en 1872, no consiguió acabar con las peculiaridades de las zonas de implantación católica.
Atacó a los socialdemócratas de dos maneras: el partido y sus organizaciones son prohibidos (entre 1878 y 1890, después de su apartamiento del poder), mientras que la clase obrera es apaciguada mediante una legislación muy progresista para la época (en que el liberalismo era la doctrina predominante) que garantizaba la pensión de jubilación y un sistema de seguros de enfermedad y accidentes.
Reorganizó el ejército del Imperio (reichwehr) y la justicia del Imperio.
En sus últimos años había recibido muchos honores en Alemania, muchos lugares públicos recibieron su nombre; como el Monumento a Bismarck o las torres Bismark.
Los libros acerca de él se convertían en bestsellers, y artistas célebres lo retrataban.
Bismarck pasó sus ultimos años recopilando sus memorias (Gedanken und Erinnerungen).
Murió en 1898 (a la edad de 83 años) en Friedrichsruh y fue enterrado en un mausoleo que también lleva su nombre.