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Plaza del Pósito
Plazas, parques o paseos
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1947
Plaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Plaza del Pósito. Se pueden observar dos kioscos portátiles, y los fotógrafos del fotomatón. La Cruz del Pósito está retirada por su deterioro
Plaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antigua. ConstruyéndosePlaza del Pósito. Foto antigua. Fotógrafos
Plaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito.
Plaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antigua
Plaza del Pósito. 1947Plaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antigua
Plaza del Pósito. SituaciónPlaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antigua
Plaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Plaza del Pósito.
Plaza del Pósito. Fotografía antigua realizada por Jaime RosellóPlaza del Pósito. Foto antiguaPlaza del Pósito. Foto antigua. En obras.
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  • Pequeña plaza del casco histórico.
  • La Plaza del Pósito se encuentra a medio camino entre la Plaza de San Francisco y la Plaza Deán Mazas.
  • Recibe ese nombre porque en 1547 se erigió un edificio Casa Panera o Pósito como almacén municipalizado para controlar el abastecimiento de trigo.
  • Pese a su pequeño trazado, la circunstancia de ser paso obligado para acceder al mercado de abastos (Mercado de San Francisco), siempre le confirió una singular animación.
  • Debido a su situación producida por el desnivel del terreno dispone de una escalinata con dos tramos.
  • A los pies de esta escalinata y entre los dos tramos, se encuentra este pilón de armoniosas proporciones (Fuente del Pósito).
  • En el centro de la plaza se sitúa la denominada Cruz del Pósito, el antiguo rollo de justicia.
  • Antiguamente había una Joyería (Pósito), un taller de mecheros y relojes, un kiosco de prensa, una floristería que aún resiste (Villarosario), una pastelería (Flor y Nata), la bodega (El Bodegón) en el Edificio del Bodegón, una churrería, una tienda local e identitaria de ultramarinos (Tienda y Almacenes del Pósito), una papelería librería (Cruz), un estanco y dos bares (Fígaro y Pósito).
  • En esta plaza también está el Kiosco de floristería del Pósito.
  • La plaza contaba con un rollo coronado por una bola de piedra y cruz de hierro. Los rollos eran signo de jurisdicción y lugar de exposición de los cuerpos descuartizados de los ajusticiados para que sirviesen de escarnio, usándose a la par como lugar de ajusticiamiento. Por esa función, y por la presencia cercana de la Casa de la Tafurería (juego), surgió la leyenda de “La Cruz del Pósito”.
La Leyenda Del Pósito
Leyenda que ya describía en el Romancero de Jaén (1861) Antonio Guijosa.

Una hermosa mujer llamada Catalina de Almodóvar (en otras versiones la llaman Doña Beatriz de Uceda) y su prometido secreto, Don Álvaro (en otras versiones le llaman Don Lope de Haro), que era militar. Él tuvo que ir a Sevilla por mandato y ella se tomó a mal su ausencia.

Al poco tiempo vino a la ciudad un noble llamado Baltasar (en otras versiones lo llaman Gil Pérez de Osorio). Un día, estando en una reunión de amigas, hablaron muy bien de este hombre y Catalina se interesó por él. Despechada por el amor de Álvaro decidió conquistar al recién llegado. Pasó el tiempo y decidieron casarse. Álvaro, que ya había venido de Sevilla, se enteró de la boda, a la cual fue invitado. Y, aún a pesar de que le costó una enfermedad el disgusto, fue a verla. Entre ellos se cruzaron miradas de amor y pasión.

No pasó mucho tiempo cuando el matrimonio empezó a tener disputas. Él gastaba mucho dinero en juego y mujeres por lo que pronto se arruinó. Un día le pidió las joyas a su mujer, esta se negó a dárselas y él no dudó en desenvainar su espada, abrió cajones, miró su cofre y rasgó sus vestidos; del enfado empujó a Catalina contra el cortinaje del balcón y después se fue. Cuando la criada subió a su habitación, Catalina estaba en el suelo, muerta y con un cristal del balcón clavado en el cuello.

Don Álvaro se enteró de la noticia y sin pensarlo, salió en busca del que consideró siempre su rival. Fue al mercado y encontró a Baltasar jugando a las cartas. Lo retó diciéndole: ... Si os queda algo de hombría, salid a defender la vida que os vengo a quitar.

Cuando terminó la pelea Baltasar quedó muerto junto a una columna y... Cuenta la leyenda que en esa columna se colocó una cruz de hierro con rayos en sus ángulos en memoria de aquel matrimonio muerto.

El pueblo contó después que el joven, arrepentido de haber acabado con la vida de otro hombre, decidió tomar los hábitos de San Francisco y dedicó su vida a la Iglesia como fraile en el convento (Convento de San Francisco) que en aquellos tiempos existía en el actual Palacio de la Diputación Provincial de Jaén.

Desde entonces, la leyenda cuenta que algunas noches de frío y fuerte viento ven en la plaza del Pósito se ve vagar a un fantasma negro que más tarde se para ante la cruz y reza arrepentido por haber dado muerte a otro ser humano.

Distintos historiadores de la provincia de Jaén y más concretamente de su capital, así como varios cronistas han recogido estos curiosos hechos sobre la Plaza del Pósito y hay quien dice que, como en toda leyenda que se precie, en sus detalles existe algo que es aún con el paso del tiempo fiel a la verdad.


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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
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