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Caballería medieval
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Caballería medieval - Caballería medieval.
Caballería medieval.
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  • Siendo la caballería el cuerpo más importante en las contiendas medievales se entiende que los reyes otorgaran privilegios y exenciones a aquellos hombres libres que, teniendo caudal suficiente, pudieran adquirir armas y mantener un caballo, a cambio de estar prestos para ponerse al servicio real cuando fueren requeridos para ello.
  • Caballero es, por antonomasia, aquel que combate a caballo. Pero, por entonces, el caballero es el centro del feudalismo y el que tiene mayor importancia en la Edad Media.
  • Su nivel económico le permitía costear un caballo y escudero, al menos, aunque un hombre de armas era acompañado por más ayudantes.
  • La existencia de caballeros vinculados al servicio de las armas, pese a que su origen no fuera la nobleza, terminó, a través de los siglos, por identificarse con ella. Terminarán, con el paso del tiempo, por conformar una clase o casta muy definida.
  • El papel de la hueste de caballeros llegó a ser predominante en los concejos, lo que les condujo a convertirse en una aristocracia ciudadana.
  • Junto a los caballeros pasaron a engrosar la clase nobiliaria los hidalgos, cuya nobleza se basaba en la ascendencia genealógica, lo que lleva a Valera (siglo XV) a escribir: Puede el Rey fazer caballero, mas no fijodalgo.
  • Desde muy antiguo se reconoce a los hidalgos como nobleza de sangre no titulada, pudiendo ingresar en las órdenes militares y en las maestranzas de caballería, situación que algunos nobles titulados no pueden compartir por carecer del linaje suficiente.
  • Viene, desde tiempo inmemorial, siendo reconocido por hidalgo aquel que tiene probanzas de limpieza de sangre y buen linaje por su ascendencia paterna y materna hasta tres generaciones atrás.
  • A diferencia de los caballeros, los hidalgos portan el yelmo o celada terciado en su escudo de armas. Por contra, los caballeros lo ponen de perfil.
  • Existía pues una caballería que de hecho no era noble, por lo que se repite constantemente que quien cabalga a caballo no es por ello caballero, pero no es menos cierto que por aquel medio muchos llegaron a ser tenidos por tales e incluso pasaron a engrosar las filas nobiliarias.
  • La caballería ciudadana es conocida también por caballería de alarde, que, en el caso de Alcalá la Real, representaba un 18.5% de su vecindario. Hay autores que denominan a esta caballería como villana, para distinguirla de la de procedencia netamente nobiliaria.
  • La formación del caballero era sumaria y se reducía a aprender a montar a caballo y al manejo de las armas. Sumaria en cuanto a materias, pero compleja en cuanto que el manejo de las armas y la destreza requerida no era tarea fácil.
  • El aprendizaje se realizaba junto a un señor al que se servía de paje y/o escudero. Los torneos y las justas, la cacería y acompañar al señor a la guerra iban especializando al aspirante y servían, también, para mantener a la élite de caballeros en forma.
  • El espíritu caballeresco y la influencia del cristianismo mitigaron bastante los efectos devastadores de la guerra, incluso dotaron a determinadas luchas de contenido religioso, como en el caso de las Cruzadas o de la propia Reconquista.
  • La caballería, en cuanto institución, es de origen germánico y era la iniciación guerrera del hombre libre. Se hacía entrega de las armas ante los iguales (pares).
  • La Iglesia, que no había podido suprimir las guerras, intenta humanizarlas sujetando a los hombres de armas a determinadas leyes morales, proporcionándoles un nuevo espíritu que contribuyó eficazmente a su sacralización.
  • Consecuencia directa de la sacralización es la creación, en la Edad Media, de un rito o conjunto de reglas que abarca el reclutamiento (hombres libres), el noviciado, que implica el ejercicio de las armas, la equitación, la caza, etc., y en la guerra ese novicio asiste con su padrino como ayudante (escudero), para finalmente, tras el período de aprendizaje, conseguir que el escudero sea armado caballero.
  • En lo tocante a la sacralización de todo el proceso era preciso pasar una noche velando las armas, en oración y habiendo comulgado. Se arma al caballero de pies a cabeza y calza las espuelas.
  • Se le entregaba al caballero, junto al yelmo, cota de mallas, etc., una espada de doble filo: uno para castigar al rico que oprimía al pobre y otro para castigar al fuerte que abusara del débil. Se bendice la espada, se le da un abrazo y un golpe de plano con la hoja de la espada en el hombro (espaldarazo). El así armado presta juramento solemne de respetar el código de la caballería, luchar por la fe y la justicia.
  • Entre los deberes del caballero se encontraban los del buen cristiano, la fidelidad a su señor (vínculo vasallático), la protección de la Iglesia, los pobres, las viudas y huérfanos. Por derechos del caballero estaban los de pertenencia a la caballería, como honor personal no trasmisible ni hereditario; y el privilegio de poseer blasón o escudo de armas.
  • El incumplimiento de sus obligaciones era penado con la degradación, cortando sus espuelas y rompiendo sus armas.
  • Pese a todos los intentos del cristianismo por eliminar la rudeza y crueldad de aquellas costumbres, nunca pudo despojar al caballero completamente de su razón de existir, que se manifestaba en el ejercicio de la caza, los torneos y su dedicación en exclusiva a la guerra.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
Ver 2-20042301