Castillo de Villardompardo

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Las excavaciones arqueológicas en el interior del castillo han permitido identificar una ocupación del espacio ya desde la prehistoria.
Se han documentado dos fases previas a la construcción del castillo: un poblado del tercer milenio a.C. y un asentamiento de época ibero-romana con un emplazamiento en altura que les proporcionaría una posición privilegiada tanto en el aspecto defensivo, como en el de control y explotación de las tierras del valle del Arroyo Salado de Los Villares.
La presencia de silo excavados en la roca natural en ambos momentos y el material relacionado con el cultivo y transformación de cereales apunta a una economía agrícola familiar en época prehistórica, que en la fase ibero-romana alcanzará un carácter marcadamente industrial.
En el patio central se han localizado estructuras subterráneas tanto de almacenaje (silos), como de hábitat (cabañas excavadas en la roca y cabañas superficiales de hoyos de poste).
Entre el material recogido destacan los dientes de hoz y molinos de mano.
En época ibero-romana el asentamiento se transforma en un centro agrícola con una función de protección tanto de la población campesina como de su producción cerealística.
La presencia de silos con una capacidad de almacenaje que excede a la cantidad de grano cultivado y consumido por una unidad familiar, así como de grandes cisternas para la recogida de agua de lluvia apuntan a una explotación industrial de las tierras circundantes.
Esta ubicación de dominio y protección de la explotación agrícola del valle se retomará en la Baja Edad Media con la construcción del castillo.
Su construcción se inició tras la conquista cristiana en 1245.
Tuvo gran importancia en las guerras nobiliarias del siglo XV, entre el Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo y los Caballeros de la Orden de Calatrava.
Se levanta sobre una colina pendiente y alargada.
El recinto del castillo se adapta a la forma de trapecio irregular.
Fue convertido en castillo-palacio en la segunda mitad del XIV y reformado de nuevo en la primera mitad del XVI y a finales del XVIII.
Aunque la reforma más importante la llevó a cabo D. Fernando de Torres y Portugal, Virrey de Perú, cuando transforma, a su regreso de Perú en 1589, el castillo en una verdadera residencia palaciega añadiendole la portada renacentista que hoy podemos ver con su escudo sobre la puerta.
Con la torre del homenaje fue construida entre los siglos XIII - XIV en uno de sus ángulos, con planta rectangular de 10 x 8 aproximadamente y unos 20 m. de altura. Estuvo estructurada en cuatro cuerpos separados en su interior por fuertes pisos de vigas de madera, con grandes ventanales cubiertos con arcos escarzanos.
En su base presenta una plataforma de sillarejo hasta 1"50 de altura. El resto de la construcción es de sillarejo y mampostería.
La escalera se ubicaba en el cerramiento de la esquina norte.
En el siglo XV de mano del Condestable Miguel Lucas de Iranzo se amplia el recinto fortificado hacia el este mediante la construcción un nuevo muro de tapial.
La intervención de mayor envergadura se produce a lo largo del siglo XVI, con la concesión del título de Conde de Villardompardo a Don Fernando de Torres y Portugal, momento en el que se modifica profundamente la organización del espacio como consecuencia de la construcción de varios edificios que se encuentran en torno a un patio y que dan al conjunto un marcado carácter residencial.
Su portada es del siglo XVI, de gran sobriedad clasicista, es representativa de su uso palaciego: un arco de medio punto moldurado con grandes dovelas despiezadas con ménsula en la clave, apeado sobre pilastras de grandes dimensiones; sobre él un bello escudo, bien labrado, del primer Conde de Villardompardo, don Fernando de Torres y Portugal.
En el edificio oeste habría existido un oratorio y bajo él una cripta subterránea cubierta por una bóveda en la que se enterrarían los miembros de la familia antes de que los restos fuesen trasladados definitivamente a Jaén.
En el edificio sur la planta baja estaría destinada a almacenaje mediante grandes tinajas, mientras que la superior contendría un gran salón con chimenea abierta en la fachada este de la torre.
En el emplazamiento del edificio norte se han identificado varias salas sucesivas que conformarían una zona de caballerizas.
El conjunto residencial se transformó en una gran edificación en la que la torre quedaría oculta casi en su totalidad actuando como un espacio distribuidor y de comunicación entre los edificios sur y oeste.
En 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Código PIA 230980003.