Convento de las Bernardas

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Ubicado en la Calle Puerta del Ángel número 2.
Su auténtico nombre es el de Convento de la Concepción Franciscana, aunque el pueblo llano lo conoce como «las Bernardas», nombre que le viene de la protección que sobre él ejerció el cardenal don Bernardo de Sandoval y Rojas.
La Orden de las Hermanas de Santa Clara fundó convento en Jaén entre 1.616 y 1.628 debida al obispo auxiliar de Toledo, Obispo de Troya que había sido párroco de la archidiócesis de Toledo, don Melchor de Vera y Soria (1588-1643), natural de Jaén, que más tarde a sus 44 años sería nombrado Obispo auxiliar de Toledo y Obispo de Troya.
Parece ser que las obras se iniciaron en 1618 y se concluyeron el 5 de enero de 1627.
Su emplazamiento en el segundo recinto de murallas (Muralla de Jaén), junto a la Puerta del Ángel (Muralla de Jaén. Puerta del Ángel), se logró a costa de desplazar a los religiosos capuchinos (Convento de Capuchinos), quienes se asentaron allí tras el abandono de los Gerónimos (llamados isidorianos) en 1575, así como de derribar lienzos de muralla y trasladar una torre.
En los conventos de clausura es común la apertura de un atrio que articula los accesos hacia la iglesia o hacia las dependencias conventuales; éstas, a su vez, se disponen alrededor del claustro. El jardín y el huerto se mantienen en la parte trasera.
El amplio recinto rodeado de muro de sillería ocupa toda una manzana entre un extremo de la Calle Adarves Bajos y la explanada del Paseo de la Alameda, donde existiera una de las célebres fuentes de Jaén, cuyo pilar rehecho se adosa a este recinto (Fuente Imperial de Las Bernardas).
Es sin duda el monasterio más notable en el aspecto artístico de toda la ciudad. Y a pesar de reformas internas, aún conserva su perímetro y disposición original.
Bellísimas fachadas y patio conventual.
Forma una gran manzana con aire de fortaleza, alineada en la Calle Adarves Bajos, la explanada de la Alameda, el Portillo de San Jerónimo y el acceso a dicho Portillo desde la Calle Tablerón.
Terminado en 1627.
La iglesia, de planta de cruz latina de una sola nave de 28 metros de longitud por 7.2 de ancho, sin capillas laterales y con el coro alto a los pies sobre arco carpanel, presentando un frente cerrado con celosías de madera. La nave se cubre con bóveda de cañón sobre lunetos, reforzada con fajones que, descansando sobre la cornisa corrida que rodea a los muros, se prolongan por debajo de un par de pilastras toscanas por cada lado. Responde al ideal de sobriedad monástica y herreriana.
El coro bajo está dispuesto a un lado del presbiterio en los conventos barrocos.
Al exterior destaca su fachada principal, orientada al sur, que consta de dos cuerpos y un ático formado por un frontón y dos pequeñas portadas laterales, que corresponden a dependencias del convento.
La portada principal se constituye con un gran arco de medio punto sobre impostas, flanqueado por pilastras toscanas que sostienen el entablamento ligeramente realzado en el tramo central.
Toda esta fachada da a un patio pequeño que comunica a la derecha con el claustro del convento y a la izquierda con la Calle Puerta del Ángel mediante una monumental fachada reedificada en 1965, enmarcada por gigantescas pilastras toscanas sobre elevado zócalo con entablamento y frontón triangular rematándola. La portada se empezó a construir en 1628.
Los escudos de la fachada con el águila siniestrada con los atributos de Obispo, ya que fue el de D. Melchor de Vera y Soria, Obispo auxiliar de Toledo y de Troya, natural de Jaén.
El obispo fundador Melchor Soria emplea en él toda su fortuna hasta la pobreza.
En 1628 se incorpora la Ermita de Santa Quiteria a las Bernardas por donacion del cardenal Mosoco y Sandoval con la condición de no poner otras armas o sepultar en la capilla mayor otro cuerpo que el de su señoría.
Está rematada por una hornacina con la imagen de Santa Clara, obra de Diego de Landeras.
En la fachada que da a la calle Portillo de San Jerónimo se encuentra la hornacina de San Antonio. Es un hueco rectangular en el que se ha colocado un mosaico de cerámica policromada represen tando al santo dando de comer a unos niños y la leyenda “San Antonio padre de los pobres”.
La iglesia encierra muchos tesoros artísticos, entre los que destacan una rica colección de pinturas de Angelo Nardi.
Lo habita una comunidad de clausura, de Religiosas Franciscanas Descalzas.
En el muro que da hacia el Paseo de la Alameda tiene la Hornacina de la Divina Pastora.
Referencia catastral 1005901, 1005901VG3810N0001GD.