Murallas de Córdoba

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Antiguamente, Córdoba estaba totalmente amurallada.
La ciudad de Córdoba ha estado amurallada desde muy antiguo, pudiéndose distinguir cinco recintos murados: la Villa o Medina (Muralla de la Calle Cairuán), la Ajerquía (Muralla del Marrubial), el Castillo de la Judería, el Alcázar Viejo y la Huerta del Alcázar.
La urbe fue denominada en época de Al-Andalus como ciudad de las siete puertas.
El hombre, las guerras, y el tiempo han arruinado gran parte de aquellas, pero aún aparecen en la ciudad lienzos que muestran vieja estructura defensiva.
Las excavaciones arqueológicas han puesto de manifiesto la existencia de murallas en Córdoba construidas durante etapa romana.
Posteriormente, los árabes, en época almorávide, levantaron sus murallas aprovechando en muchos puntos los restos de la anterior.
En la actualidad, todavía se pueden contemplar varias de las numerosas puertas que antiguamente permitían el acceso a la ciudad; entre ellas, la Puerta de Sevilla, construida originariamente en el siglo X, y la Puerta de Almodóvar, a cuyo arco de herradura dan escolta dos bizarros torreones.
Queda todavía en pie la renacentista Puerta del Puente.
Esta puerta fue construida después de la conquista cristiana de la ciudad.
Sufrió varias reedificaciones, siendo abierta y cerrada siempre que se padecía alguna epidemia.
Los restos de muralla de la época almorávide, que formaban la cerca oriental de la ciudad, estaban construidos de tapial y eran paralelos a la Ronda del Marrubial (Muralla del Marrubial), con casi 400 m. de longitud, 6 m. de altura y 2,45 m. de espesor. Por su cara exterior, destacan las 14 torres, algunas de las cuales se encuentran casi derruidas o cubiertas por una espesa yedra.
Las murallas están desprovistas de edificios adosados y quedan algunos fragmentos de tapial y mampostería con reparaciones cristianas en la Calle del Muro de la Misericordia; la cara interior se encuentra en mejor estado de conservación.
Los barrios de la Axerquía quedaron protegidos por una segunda muralla construida con relativa rapidez a lo largo del siglo XI. experimentando numerosas transformaciones entre los siglos XII y XIV.
La muralla con cimientos y zócalo de piedra, y alzado de tapial; los lienzos se alternaron con torres de planta cuadrangular.
Con el objetivo de aumentar la protección se erigió un antemuro del que se ha podido hallar algunos tramos.
Además de la Puerta del Colodro, del lienzo norte se conservan varios tramos visibles como Muralla de la Calle San Fernando, la Muralla de la Calle Vicente Blasco Ibáñez, la Muralla de la Calle Muro de la Misericordia, la Muralla de la Calle Fernando de Lara que a extramuros da a la Calle San Antonio de Padua, la Muralla del Marrubial, la Muralla de la Plaza del Gamo, la Muralla de la Ronda de Andújar, la Muralla de la Calle Adarve y las más espectacular, la Muralla de la Calle Cairuán.
Así mismo quedan en pie la Torre de la Malmuerta, la Torre de la Puerta del Rincón, el Torreón de San Antonio de Padua, el Torreón del Aparcamiento Victoria, los restos de la Puerta del Colodro, el Arco del Portillo, el Arco de las Caballerizas Reales, la Torre de Belén, la Puerta del Castillo de la Judería, la Puerta de la Luna, la Puerta de Almodóvar, la Puerta de Sevilla, la Puerta del Puente.
También se podría considerar parte de la muralla el Palacio de los Marqueses del Carpio.
Y desaparecidas que quedan testimonios fotográficos como la Puerta del Osario.