Santuario de las Reliquias

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El santuario se erigió durante el obispado de Moscoso y Sandoval para custodiar los supuestos restos de los santos martirizados Bonoso y Maximiano, encontrados en esta villa a principios del siglo XVII.
Se levantó entre 1629 y 1668 con piedra de Santiago de Calatrava y, según planeó Juan de Aranda Salazar en el escarpe del cerro, lo que explica que sus dos plantas tengan acceso a distinto nivel, con ello se superpusieron dos iglesias.
En la parte inferior se horadó una cámara para ser vista desde fuera, a modo de cripta, con acceso por el cementerio de los Santos.
En su interior se encuentra uno de los escasos ejemplos del arte Barroco Colonial Hispanoamericano de clara influencia criolla de yeso policromado de 1672 y no se terminó hasta mediados del siglo XIX y el camarín en el que se custodian los huesos de los mártires.
En la planta superior existe un retablo renacentista de Juan de Abad.
En el frontón de la portada figura el escudo del Cardenal Moscoso Sandoval, gran impulsor de las excavaciones practicadas en este lugar entre 1628-29, origen de la invención de las Reliquias a cuya veneración se consagró el edificio.
Lápidas con las historias de los mártires.
Portada plateresca.
La parte superior tiene su entrada desde la Plaza de Santa María, por una portada de 1659
Su planta es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y pilastras arquitrabadas que sostienen arcos de medio punto.
El santuario alberga el Museo de los Santos, en el que se expone buena parte del patrimonio de la cofradía, así como dibujos antiguos y fotografías.
Aquí se veneraban hasta 1836 las imágenes de los Santos Bonoso y Maximiano, patronos de la ciudad.