Casería Jódar

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En la carretera de Los Villares, justo al salir de la capital y pasado el Ojo del Buey.
Con referencia catastral 23900A03300076.
En el entorno conocido como La Solana.
Casería-palacete de principios del siglo XX de la alta burguesía.
Usaba como una segunda vivienda a las afueras de la ciudad.
De estilo regionalista sevillano.
Destacaban los elementos decorativos de pilastras, balaustradas, azulejos, aleros, tejas vidriadas etc.
Fue mandada levantar por su primer propietario Don Rafael Jódar, empresario de la Fabrica de la Luz de Jaén.
Con torreón mirador con ventanas de medio punto realizadas con ladrillo visto de color rojizo, que en sus pilastras se desarrolla en espiral que sitúan la obra dentro del estilo de Luis Berges.
Su tejado se compone de tejas vidriadas en color negro y verde con cuatro pináculos y una esbelta veleta en su parte central.
El alero se compone de pequeñas vigas de madera, a modo de canes, alternado con casetones de pintura donde destacan motivos florales.
Las balaustradas se prolongan tanto en su terraza alta como en la lonja delantera compuesta con muretes coronados con floreros vidriados en color verde. Aún quedan restos de aloe vera crecidas desmesuradamente por su abandono.
La fachada se componía de piedras irregulares con esquinas almohadilladas.
En el segundo piso una gran cancela de madera con baranda muy decorada.
En la parte derecha se divisa una gran hornacina compuesta de azulejo pintado y un tejadillo vidriado que aún se conserva en perfecto estado con una representación del célebre cuadro de Murillo, "Santa Ana y la Virgen", perteneciente de la factoría sevillana Mensaque Rodríguez y Cia.
En la parte baja de la lonja delantera hay tres puertas compuestas por cuarterones que daban paso a los garajes que guardaban los carruajes y de donde también abría una zona dedicada para el almacén.
Estaba rodeada de un gran terreno de labranza en donde, en la parte derecha, se encontraba un jardín compuesto por varios recorridos llenos de plantas y hiedras, el cual albergaba, en su parte central, una fuentecilla baja de cerámica rodeada de poyetes, también decorados en cerámica con motivos geométricos. Todo ello se abría debajo de una gran pérgola con una parra.