Oppidum Puente Tablas. Puerta del Sol

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Puerta de la muralla (Oppidum Puente Tablas. Muralla) del Oppidum Puente Tablas.
Es la única puerta encontrada hasta ahora en el oppidum.
Construida a finales del siglo V o inicios del siglo IV a.C., sufrió una importante reconstrucción en el siglo III a.C.
Orientada al Este es una puerta monumental con dos bastiones o torres que enmarcan un largo pasillo. En mitad de su recorrido se levanta el puente de la puerta.
La puerta original presenta un corredor monumental construido con mampostería de piedra de 15 m de longitud y 3,5 m de ancho, enmarcado entre dos muros que, en algún punto, alcanzan los 2 m de altura.
A mitad del recorrido se ha documentado la presencia de dos cajas de piedra que finalizan en un estribo que, a su vez, avanza dos metros hacia el interior del corredor.
Su función sería la de sostener la estructura de cubierta hasta la puerta de madera que cerraría la entrada (se conservan en posición secundaria los goznes en los que se insertaría dicha puerta).
En el transcurso de la intervención arqueológica se ha documentado, además, la existencia de una estela antropomorfa que presenta dos brazos con las manos abiertas sobre el vientre y restos de un posible cinturón (no se advierten rasgos que definan el rostro o cualquier otro elemento figurativo).
La estela, hallada en su posición original junto a una pequeña capilla lateral (Oppidum Puente Tablas. Santuario), en el centro del corredor y a unos 7 m de la puerta, representaría esquemáticamente a una divinidad femenina dedicada a la fertilidad.
El betilo de la Diosa se le pueden apreciar los brazos esculpidos sobre el vientre y la forma apuntada de la cabeza como si se simulara una cara.
En relación con este hecho se ha documentado un ritual de fundacional de sacrificio de un grupo de al menos siete cerdas preñadas con sus neonatos y tres cabras en sucesivas fases (muy probablemente ofrecidas a la divinidad representada en la piedra), que fueron enterradas bajo una cista de piedra cubierta con una de las dos grandes piezas cúbicas, en cuyo interior también se dispusieron dos mandíbulas de cerda.
A todo ello se une que se ha podido comprobar que la puerta está perfectamente orientada al Este, vinculándose dicha orientación con un ritual relacionado con los equinoccios.
Cuando el sol sale pasa justo por el centro de la puerta y su luz ilumina a la estela por completo, empezando por la cabeza y terminando en los pies. Luego, la disposición de la propia puerta provoca que, a medida que el sol va ascendiendo, caiga la sombra sobre la estela, provocando el ocultamiento de la misma, creado un efecto mágico de "aparición y desaparición de la diosa".
Por otra parte, el banco de piedra, que avanza hacia el exterior del pasillo por el lateral norte, recibía la luz al amanecer del solsticio de invierno en su extremo.
La Puerta del Sol fue durante el siglo IV a.C. un calendario solar.
Este rito se reproduce en diversos puntos del Mediterráneo (Italia y Grecia), en Oriente Próximo y dentro de la Cultura Ibérica en la propia provincia de Jaén, en el Santuario Ibero de Castellar.
A raíz de los resultados se han podido documentar experimentalmente aspectos muy importantes de la religiosidad de los íberos; una religiosidad que estaría en relación muy directa con los ciclos anuales y con la agricultura (la base fundamental de sustento de estos pueblos).
En el siglo III a.C. la puerta ya no existía y se construyó otra más pequeña en su lugar.