En el siglo XX ha quedado unida a la Capilla de las Bolas, por esta decoración pétrea del arco del altar, también llamada Nuestra Señora de las Nieves y a la Capilla de Cameros, formando un espacio diferenciado por la altura y traza de las bóvedas.
La portada se cierra con una sencilla reja del maestro Bartolomé del siglo XVI, procedente de otra capilla del templo.