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Historia de Jaén. Judería
La presencia judía se halla documentada desde el año 612.
Fue a partir del siglo X, con el nacimiento en Jaén del célebre cortesano judío Hasday ibn Shaprut, cuando la judería giennense alcanzó realmente su esplendor.
El padre de Hasday, Isaac ibn Shaprut había fundado una sinagoga en Jaén y era mecenas de artistas locales.
Durante toda la Edad Media existió en Jaén una nutrida población judía, que debió contar con sus edificios comunales tales como sinagogas, baños rituales, taberna para el vino judaico, etc.
Bajo la dominación castellana la judería tuvo gran importancia durante los reinados de Fernando III y de Alfonso X
La coalición de la Santa
Cruz acogía a los judíos giennenses a comienzos del siglo XV.
Su declive comenzó con las graves persecuciones antijudías de 1391.
En 1408 los judíos castellanos y aragoneses estaban obligados a vivir dentro de las juderías y llevar trajes distintivos.
En 1415 el Papa Benedicto XIII lanzó una bula contra los judíos que provocó conversiones en masa y desde entonces los judíos vivieron como conversos. Tenían su propia cofradía y veneraban a San Marcos como patrón.
Algunos judíos ocupaban cargos de escribanos.
El obispo jienense Diego de Deza, llegó a acusar a fray Hernando de Talavera, arzobispo de Granada, de ser judaizante, si bien no logró convencer de sus acusaciones al Santo Oficio que velaba por el prestigio del obispado.
Todo el beneplácito terminó con la creacción en 1480 del tribunal de la Inquisición en España nombrando inquisidores generales a Tomás de Torquemada en Castilla y a Pedro de Arbués en Aragón.
En Jaén se creó en 1483 del tercer tribunal de la Inquisición de España en el reino. Fue el tercer tribunal más importante de la península detrás del de Sevilla y Córdoba. El tribunal que se estableció en el corazón del que fuera antiguo barrio judío.
En ese mismo año de 1483 fue ordenada la expulsión general de los judíos, que concluyó en 1485 en Andalucía y en 1492 en España.
En aquellos momentos, Jaén contaba con numerosos Judeoconversos que trabajaban en la artesanía, el comercio, la usura e incluso la trata de esclavos.
El aumento de sus riquezas, por los oficios que ocupaban, suscitó los recelos y el odio del resto de la población. A ello se vino a sumar el hecho de que la Inquisición controlaba la ortodoxia en los cargos jerárquicos con la limpieza de sangre, para lo que se abrían expedientes con investigación genealógica.
Víctimas de las sospechas y de acusaciones perecieron personalidades como Diego Fernández, administrador de los bienes de la Catedral, que fue quemado vivo en 1510.
A pesar de las persecuciones, se documentan prácticas judaizantes hasta bien entrado el siglo XVIII.
Todavía entre los descendientes de los judíos expulsados del país se conservan apellidos familiares con tradición de ser de Jaén, tales como Marrache, Dayan (procede del Yayyán islámico) y el apellido Jaén en sus diferentes variantes en judeoespañol: Djaen, Djain, D"Jaen y Kaen, este último sólo en Turquía.
La ciudad de Jaén en la actualidad, es miembro de pleno derecho de la Red de Juderías de España -Caminos de Sepharad-.