En la cornisa que existe encima de los grabados hay restos pinturas rupestres de color rojo.
Las pinturas se encuentran en el techo de un poyo natural que forma la pared del abrigo a unos seis metros del suelo.
Su observación es problemática por la dificultad de su acceso y por el ennegrecimiento de la pared.
No
obstante, se distinguen ocho barras de color rojo distribuidas en
cuatro grupos que, consecutivamente, guardan una distancia entre sí de
60, 180 y 70 cm.
También hay posibles restos de pinturas rupestres en la parte baja del abrigo que se pierden bajo la capa colmatada de tierra del suelo. Y otras de color negro, cerca de La Muela del abrigo, posiblemente no coetánea con las otras, a lo mejor no prehistóricas, que asemeja un barco dentro de un marco cuadrangular y otras figuras indeterminadas.
Hay otra pintura en negro que asemeja la forma de un hueco semicircular cerrado que hay justo debajo de ella, que puede ser también artificial.