Este edificio junto a la Casa del Corregidor que no se vio afectado por la remodelación, Doña Jacinta se opuso radicalmente a que su vivienda fuera demolida para la ampliación de la plaza, llegando incluso a conseguir que el monarca Carlos II le diera la razón mediante una real cédula.
Se encuentra en el vértice suroeste de la plaza, y consta de tres alturas en las que se disponen sucesivas hileras de balconcillos separados por columnas de fuste liso y capitel toscano.