El origen de esta hornacina hay que buscarlo en la necesidad de la población de protegerse de epidemias como la peste.
La tradición oral relata que su emplazamiento original fue la Puerta del Sol (Muralla. Puerta del Sol).
La hornacina es un nicho con arco de medio punto, abierto en el muro del inmueble, que se cierra con una sencilla puerta de cristal, sobre la que se dispone un pequeño farolillo colgante.
En el interior se sitúa la imagen del Cristo, pintado sobre la cruz de madera, cubierto con faldón morado.