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Historia de Tarifa
Como todo el norte del Estrecho de Gibraltar, Tarifa es rica en yacimientos de arte rupestre que atestiguan la presencia de culturas desde el paleolítico. El conjunto de cuevas y abrigos existentes desde Tarifa hasta Medina-Sidonia corresponden a un lapso de tiempo muy amplio abarcando desde el Paleolítico superior hasta la Edad de Bronce y que ha venido a denominarse Arte sureño. Tarifa posee alrededor de sesenta de estos abrigos, entre ellos los más antiguos de la región. Destaca del Paleolítico Superior la Cueva del Moro con grabados rupestres representando caballos y otros elementos de la fauna local.
Existen indicios arqueológicos de la presencia de al menos dos asentamientos púnicos de cierta importancia dentro del término municipal de Tarifa. El principal yacimiento localizado es el que contiene una serie de tumbas hipogeas localizadas en el año 1987 en la Isla de Las Palomas que sugieren un poblamiento púnico bajo la actual ciudad de Tarifa. La segunda localización se situaría en Baelo Claudia o en sus proximidades y aunque no han aparecido restos arqueológicos se conocen monedas emitidas en esta ciudad con la leyenda doble Bailo/BLN cuyo segundo topónimo se encuentra escrito en lengua neopúnica.
Hasta la localización de estructuras púnicas en esa ciudad debe considerarse que la fundación de la Baelo Claudia romana se lleva a cabo en el siglo II a. C. Esta importante ciudad aparece desde muy temprano relacionada con la pesca y el comercio con el norte de África, principalmente con Tingis, la actual Tánger. A mediados del siglo I, durante el reinado de Claudio adquiere Baelo Claudia su mayor importancia al otorgársele el rango de municipio romano.
El extraordinario conocimiento existente sobre la ciudad de Baelo contrasta con la incertidumbre sobre la ubicación de una segunda ciudad dentro del término municipal de Tarifa. El Itinerario Antonino al describir la ruta entre Malaka y Gades indica que entre las ciudades de Calpe Carteian (Carteya) y Belone Claudia (Baelo Claudia), perfectamente localizadas actualmente, se encontraban de este a oeste las ciudades de Porto Albo (Portus Albus) y Mellaria. Por otra parte el Anónimo de Rávena, que describe la misma ruta, indica que entre Cartetia (Carteya) y Belone (Baelo Claudia) se situaban Traducta (Iulia Traducta), Cetraria (Caetaria) y Melaria.
Se pueden encontrar, según estas fuentes, cuatro ciudades en ese tramo de costa, Portus Albus, Iulia Traducta, Caetaria y Mellaria. La nombrada Caetaria o Cetraria correspondería a una ciudad existente en la actual ensenada de Getares, cuyo nombre actual parece derivar del latino y cuyos restos arqueológicos han sido localizados. Quedaría pues que la ciudad de Mellaria se encontraría entre Baelo y Getares y Iulia Traducta entre esta ensenada y Carteya. Tres localizaciones se han propuesto para la ciudad de Mellaria, la desembocadura del Río del Valle, el estuario del río Jara y la actual ciudad de Tarifa, todas ellas situadas en un corto tramo de costa, y la última de las cuales es la que hoy día se considera más probable en relación sobre todo a la continuidad urbana de los yacimientos púnicos de la isla y los posteriores visigodos. Sea como sea es conocido que esta ciudad no llegó a alcanzar el título de municippum y su importancia se vio eclipsada por el importante núcleo de Baelo Claudia.
El progresivo abandono de Baelo Claudia tuvo lugar a partir del siglo IV, debido probablemente a que la ciudad se vio seriamente afectada por un terremoto aunque con posterioridad tanto Baelo como Mellaria aparecen citadas como puerto de embarque para los vándalos desde Hispania a África.
Mellaria por su parte parece haber sido lugar de asentamiento de los visigodos y probablemente bizantinos a tenor del descubrimiento en el subsuelo del Castillo de Los Guzmanes de varias inscripciones epigráficas datadas en el siglo VII.
El nombre de la ciudad procede del árabe Al Yazirat Tarif o Isla de Tarif. Este nombre le fue dado en 710 a la isla que se encuentra frente a su costa al ser el lugar seleccionado por las tropas expedicionarias de Tarif, comandante de Tarik, en su primer desembarco en la península ibérica.2 Tras la conquista musulmana de la península ibérica en 711 se fundó en el emplazamiento actual de la ciudad una medina cuyo nombre llegaría al castellano bajo la forma de Tarifa.
En 710 Tarif Abu Zara, comandante de Tarik, desembarcó en la Isla de Las Palomas y llevó a cabo una expedición por la costa norte del Estrecho con el objetivo de comprobar la envergadura de las fuerzas militares presentes. Tras constatar la ausencia de defensa informó a Tarik.
Un año después 9.000 hombres desembarcaron en el peñón de Gibraltar y emprendieron la conquista de la península ibérica.
Durante sus primeros siglos de existencia, la recién fundada Al-Yazirat Tarif no pasó de ser una pequeña ciudad de pescadores.
Pero a partir del siglo X comenzó a fortificarse la ciudad, los fatimíes habían llegado al norte de África amenazando a la dinastía Omeya reinante en Al-Ándalus.
Por orden de Abderramán III se construyó una gran fortaleza en la ciudad, que fue finalizada en 960.
Tarifa pasará en los siglos siguientes a depender primero del Reino Taifa de Algeciras en 1031 para más tarde hacerlo del de Sevilla en 1057.
A partir de 1085 las tropas de Castilla comandadas por Alfonso VI amenazaban las fronteras del Reino de Sevilla de Al-Mutamid.
Es por ello que el sevillano debió pedir ayuda a los almorávides de Yusuf ibn Tasufin.
Tras hacerse fuertes en las ciudades de Algeciras y Tarifa, los almorávides no se limitaron a defender a sus aliados, sino que comenzaron la conquista de Al-Ándalus.
Años más tarde, en 1147 fueron los Almorávides los que, entrando a través del Estrecho de Gibraltar, se establecerían en toda la región hasta su declive tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
En 1231 Tarifa pasó a depender de nuevo del Reino Taifa de Algeciras tras la expulsión de los Almorávides de la zona.
En 1273 el rey de Granada pidió ayuda a los benimerines del norte de África entregándoles las ciudades de Tarifa y Algeciras donde se hacen fuertes y comienzan la defensa de la frontera occidental del Reino de Granada con Castilla.
La importancia estratégica de la plaza hizo que en 1292 Sancho IV de Castilla pusiera cerco a la ciudad y la rindiera el 21 de septiembre de ese mismo año.
Tarifa quedó entonces en manos castellanas y su defensa se encargó a Alonso Pérez de Guzmán.
La amenaza benimerí fue, sin embargo, constante y en 1294 serían las tropas norteafricanas las que se presentarían frente a las murallas de Tarifa y a pesar de la dureza del asedio la ciudad resistió.
Ocurrió en este asedio que los benimerines capturaron al hijo de Alonso Pérez de Guzmán y ofrecieron a éste liberarlo a cambio de la villa. Según las crónicas de la época, el defensor de Tarifa se negó a entregar la ciudad y ofreció su propio puñal para matar a su hijo.
En 1340 pusieron de nuevo cerco a Tarifa las tropas benimerínes; el gobernador de la ciudad en estos momentos era Juan Benavides. Tarifa resistió el sitio desde el 23 de septiembre hasta el 29 de octubre, día en el que llegaron al lugar las tropas de los reinos de Castilla y Portugal que obligaron a los sitiadores a replegarse hacia Algeciras y hacia la campiña tarifeña.
El día siguiente, el grueso de las tropas castellanas y portuguesas acometieron contra las norteafricanas en las proximidades del río Salado, cerca de la ciudad, derrotándolas en la hoy conocida como Batalla del Salado.
En 1514 Carlos I de España concedió el título de Marqués de Tarifa a Fadrique Enríquez V delimitándose el año siguiente los terrenos y propiedades que pasarían a depender del marquesado. Las principales villas del señorío eran Bornos, Espera, Alcalá de los Gazules y la propia Tarifa. En esta ciudad comenzaría el marqués paulatinamente a controlar todos los aspectos locales, interviniendo en las decisiones del concejo, y a usurpar paulatinamente tierras y montes comunales.
En 1530 varios vecinos de la villa exigieron ante el rey la devolución de las tierras adquiridas ilegalmente así como la devolución de los beneficios de ellas obtenidos durante los anteriores 15 años.
En 1536 se firmaba la concordia entre el concejo de la ciudad y el marqués de Tarifa pero al no cumplirse la resolución volvió a presentarse una nueva demanda en 1564 en la que se pidió la incorporación de los términos de Tarifa al patrimonio real.
Habría que esperar hasta 1596 para que la Real Chancillería de Granada retirara el marquesado de Tarifa al ya quinto marqués Fernando IV Enríquez.
A raíz de la toma británica de la ciudad de Gibraltar en 1704 Tarifa adquirió de nuevo gran importancia estratégica.
Ya desde el siglo anterior se habían formado milicias en la ciudad que vigilaban y defendían la costa tarifeña hasta la Bahía de Algeciras frente al desembarco de piratas berberiscos pero fue en 1705 cuando se formó oficialmente la llamada Compañía de Escopeteros de Getares integrada dentro del ejército español. Esta compañía fue formada por vecinos tarifeños y tenía su centro de acción primero en la ensenada de Getares para más tarde hacerlo en el Fuerte de El Tolmo. Este cuerpo armado vería su fin en 1829.
Comenzada la Guerra de la Independencia en 1808 tropas españolas se acuartelaron en la ciudad a la espera de los movimientos franceses en Cádiz.
Un primer intento de ocupación fue llevado a cabo el 14 de octubre de 1811 por las tropas del general francés Godinot, que se dirigió hacia Tarifa, pero fue parado en el Paso de la Peña por fuego terrestre y naval enemigo, y no pudo proseguir; atacado por el general Ballesteros, se retiró hacia Sevilla, donde poco después se suicidó.
El 20 de diciembre de 1811 las tropas napoleónicas al mando del General Jean-François Leval pusieron sitio a la ciudad, que se hallaba bien defendida por una guarnición de más de 2000 hombres de los ejércitos de España y Reino Unido; el 30 del mismo mes consiguieron abrir brecha en sus murallas, justo en el lugar en el que un arroyo atravesaba las murallas. Las tropas francesas penetraron en la ciudad pero encontraron fuerte resistencia por parte de los soldados españoles comandados por Francisco Copons, más tarde conde de Tarifa. Las fuerzas francesas parecían superar a las tarifeñas y a punto estuvieron los defensores de rendirse hasta que debido a las fuertes lluvias se desbordó el arroyo y las tropas de Francia se vieron sorprendidas por la crecida de las aguas. Los soldados de Leval debieron abandonar el asalto y se retiraron de la ciudad el día 4 de enero de 1812.
El 7 de marzo de 1925 salió a subasta la construcción en la ciudad de un puerto al abrigo de la Isla de Las Palomas quedando ésta adjudicada a la Sociedad Anónima de Construcciones y Pavimentos.
En los años siguientes se procedió a construir los dos diques de abrigo que darían amparo a la flota pesquera y a los barcos que hacían la ruta hacia Tánger. Las obras terminarían con la inauguración el 30 de mayo de 1944 de la escultura al Sagrado Corazón de Jesús en el extremo del dique del mismo nombre llamado popularmente punta del santo.
Tras la finalización de la Guerra Civil Española el área del Estrecho se vio sometida a un fuerte proceso de fortificación. En los alrededores de la ciudad de Tarifa fueron muchos los búnkeres de ametralladoras que se construyeron a lo largo de la costa al amparo del denominado Plan defensivo del Campo de Gibraltar.
Años después, en 1954, la Empresa Nacional Bazán construyó frente al Castillo de Santa Catalina la Base Naval de Tarifa integrada en el puerto de la ciudad que supuso la llegada de lanchas torpederas y submarinos a la ciudad.
Mediante Real Decreto de 2 de abril de 1982 el Puerto de Tarifa pasó a depender de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras aumentando notablemente su importancia en el paso de viajeros hacia las ciudades del norte de África.
A lo largo de esta década la ciudad se consagra como un importante centro turístico que evolucionará con el paso de los tiempos hasta el actual modelo de turismo deportivo ligado al mar y turismo rural.