Perteneciente en su origen a la familia Fernández de Córdoba.
El espacio está presidido por un retablo de madera en cuyo centro se muestra un lienzo en el que se representa el martirio de San Bartolomé, quien fue desollado y degollado.
La obra es una copia de 1626 basada en un cuadro original del pintor José de Ribera.
Los azulejos que vemos en el frontal de la mesa, bajo el retablo, y en los laterales, así como la reja que cierra la capilla datan del siglo XV.
Sobre ésta, hay un cuadro con el escudo de la familia Góngora. Y es que en el interior está sepultado el gran poeta cordobés Luis de Góngora y Argote, cuyos restos descansan en la capilla desde que fueran aquí instalados en el año 1858, a la derecha del retablo, tal y como nos recuerda una lápida escrita en latín por el escritor Luis María Ramírez de las Casas-Deza.
Más de un siglo después, en 1992, la lápida se instaló a la izquierda del retablo, mientras que los restos de Góngora se guardaron en la urna que podemos ver en la actualidad, diseñada en mármol y hierro por el maestro mayor de la Catedral Don Carlos Luca de Tena. Su realización corrió a cargo de los hermanos Rafael, José y Pedro García Rueda, y el platero Francisco Díaz Roncero.