Fundada a comienzos del siglo XV, aunque el nombre actual está documentado a partir del año 1741, en un plano de la planta de la Catedral.
En su interior, un lienzo que representa la Santísima Trinidad preside el retablo; se trata de una obra de José Saló Junquet, artista catalán que fue director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, la cual fue aquí instalada en el año 1864, sustituyendo a un primer relieve de la misma temática.
El cuadro, enmarcado en un gran óvalo de madera dorada, se encuentra colocado en el centro del retablo y sobre un manto sujeto en la parte superior por unos ángeles.
La parte superior del conjunto está rematada con un frontón triangular.
En el suelo, hay una lápida cuya inscripción nos recuerda que los patrones de la capilla son, entre otros, los señores Aguayo y Manrique, y que en su bóveda yacen los restos de Juan de Dios de San Antonino, Hermano Mayor del Desierto y de las Ermitas de Nuestra Señora de Belén y cuyo verdadero nombre era Don Juan de Dios Aguayo y Manrique, Marqués de Santaella y Señor de Villaverde y los Galapagares. En la lápida se nos cuenta la vida de soledad y austeridad a la que se retiró.