De lo que sí se tiene constancia es de que fue renovada por primera vez por el maestrescuela Don Juan Ruiz de Córdoba en el año 1528.
Tres siglos más tarde, en 1839, se restauró de la mano de Don Pedro María de Villavicencio, también maestrescuela de la Mezquita Catedral.
En su interior, encontramos el retablo tallado en madera dorada por Teodosio y Marcos Sánchez de Rueda.
Está formado por tres partes: banco, cuerpo y ático de medio punto.
El banco sirve de soporte al cuerpo principal gracias a cuatro basamentos.
Éste está dividido en tres calles, separadas cada una de ellas por cuatro columnas salomónicas.
En la central, hay abierta una hornacina que acoge una imagen de San Ambrosio flanqueada, a izquierda y derecha respectivamente, por una representación pictórica de la Ascensión y una Adoración de los Magos, obras ambas de Pedro Ruiz Morián.
Por último, en el ático, vemos un Cristo crucificado a cuyos lados hay sendas esculturas de San Juan y de la Virgen.