Es una especie de hominino fósil, que habitó en el este de África entre hace 2,4 y 1,9 millones de años, en el Gelasiense (Pleistoceno inferior).
La especie fue propuesta por Valerii P. Alexeev en 1986, cuyo espécimen tipo es el KNM-ER 1470, encontrado en Koobi Fora (orilla oriental del Lago Turkana, antes lago Rodolfo), por Bernard Ngeneo, un miembro de equipo de Richard Leakey, en 1972. Alexeev lo designó en 1986 como Pithecanthropus rudolfensis, aunque posteriormente se ha adscrito tanto a los géneros Homo como Australopithecus.
Algunos autores proponen que se defina un nuevo género para esta especie en el que se incluya también a Homo habilis.
Algunos paleoantropólogos dudan de que sea una especie diferente de Homo habilis, pero ésta es la opinión dominante en la actualidad, debido a unas marcadas diferencias morfológicas, entre las que hay que distinguir las siguientes: forma de la cara (principalmente en la región supraorbital y malar, que presenta muy larga, profunda e inclinada hacia delante); medidas craneales en su conjunto (un 45% de las medidas que se compararon entre las dos especies superan el dimorfismo sexual de los gorilas) y el volumen craneal (alrededor de los 750 cm3, frente a los 500 cm3 del Homo habilis), aunque en 2007 la capacidad craneana de Homo rudolfensis ha sido estimada por Timothy Bromage, antropólogo de la Universidad de Nueva York en 526 cm3.
Asimismo, anatómicamente el Homo rudolfensis tiene, respecto al Homo habilis, una cara más plana, unos dientes post-caninos más amplios y con raíces y coronas más complejas y esmalte más grueso.
El Homo rudolfensis habitó en un periodo de tiempo comprendido entre 2,4 (edad del espécimen fósil UR 501) y 1,9 millones de años, en el este de África, por lo que se considera contemporáneo del Homo habilis, así como de otros homínidos, como el Paranthropus boisei.
Su área de dispersión parece haber sido exclusivamente el este africano, por lo que muchos paleoantropólogos lo consideran un endemismo.
El hecho de la coexistencia de estas dos especies africanas (Homo rudolfensis y Homo habilis), ha llevado a algunos autores a sugerir un interesante debate alrededor de la coexistencia de dos especies inteligentes, pues parece estar clara la asociación de Homo habilis con las industrias líticas de Olduvai y Homo rudolfensis con las del lago Turkana, que todavía no ha llegado a sus últimas consecuencias.
El hallazgo de dos fósiles, un hueso de mandíbula de Homo habilis de 1,44 millones de años y un cráneo de Homo ergaster de hace 1,55 millones de años, en el norte de Kenia, por un equipo de expertos liderado por Meave y Louise Leakey, además de demostrar que ambas especies coexistieron, ha dado nuevos argumentos para sostener la hipótesis según la cual, Homo ergaster desciende de Homo rudolfensis. Algunos expertos sostienen que H. ergaster y H. rudolfensis fueron especies hermanas descendientes de alguna otra que vivió en África, de 2 a 3 millones de años antes del presente.