Recibe su nombre del Arroyo de las Grajeras que la atraviesa. La aldea se encuentra dispersa entre el Arroyo del Toril y el Arroyo de las Grajeras.
Está formada por un grupo de casas muy dispersas sobre un terreno cortado en diferentes direcciones por barrancos y cañadas.
No es zona muy propicia para el cultivo de cereales, por lo que desde el siglo XIX se procedió a la roturación de algunas tierras para el cultivo del olivo.
Se trata de un conjunto de cortijos y casas cuyo nexo es la Ermita de San Vicente, el bar y la almazara de aceite.
La ermita está situada en parte alta y, enfrente de ella, existe una plaza que realza la vista de la iglesia, al igual que los dos grandes cipreses.
Su situación es enclave privilegiado por ser cruce de caminos muy cerca de las provincias de Córdoba, Granada y de otras poblaciones como Almedinilla, Zuheros, Doña Mencía o Priego.