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Historia de Cañete
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Historia de Cañete
  • El origen de Cañete como núcleo de población es desconocido en la actualidad
  • Cañete se erige entre los siglos IX y XI una alcazaba y un magnífico circuito de murallas del cual no existe ningún tipo de documentación.
  • Por el momento ninguna documentación que haga referencia a la hipotética conquista o entrega de Cañete, es posible que la población esté en manos cristianas a finales de la década de 1170, quizás tomada y luego entregada a Castilla por gente de Albarracín, señorío independiente y montaraz controlado por la familia Azagra, de raíces navarras, que en 1175 se ha hecho ya con las fortalezas musulmanas de Huélamo y Monteagudillo (despoblado próximo a Uña), muy cercanas a Cañete.
  • En todo caso el cambio de manos se ha producido con seguridad hacia 1187-1190, fechas en las que aparecen los primeros documentos escritos que hablan de la población. De 1190 es un curioso documento en el que se declara que el obispo de Albarracín (diócesis Segobricense) tenía el control de las iglesias de Cañete y su jurisdicción (que no se precisa). En este año de 1190 entrega esta jurisdicción eclesiástica sobre Cañete al obispo de Cuenca, siempre con la autorización de su señor secular, Pedro Ruiz. Ello fortalece la hipótesis de una anexión muy cercana en el tiempo por tropas de Albarracín. Sin duda, junto con la donación eclesiástica debió producirse la civil, que dejó a Cañete definitivamente inclusa en la corona castellana, y que ya había tenido lugar en 1187. La razón declarada de la entrega apuntaba a que las iglesias de Cañete habrían de pertenecer por su situación geográfica a la antigua diócesis valeriense (y el obispo de Cuenca desde 1183 lo era Ercavicense y Valeriense).
  • De estos años también se conservan donaciones de pertenencias en Cañete a la Orden de Calatrava. En una de ellas figura el señor de Molina de Aragón, Pedro de Molina, también señor autónomo y que quizás jugó algún papel en la toma de la villa.
  • Cañete recibió el Fuero de Moya, concedido a tipo de Cuenca en 1218.
  • En el acta de villa de 1285 (Sancho IV, Burgos), Cañete perdía además toda su antigua jurisdicción y quedaba con un término muy reducido (el actual) y sin otra población anexa que la diminuta aldea de La Huérguina, pequeña isla en el territorio de la tierra y alfoz de Moya, que abarcaba 34 poblaciones.
  • Utilizando quizás como excusa una disputa religiosa, Cañete y Castielfabib se enfrentaron a comienzos del siglo XIV por cuestiones de pastizal y ganados.
  • A finales del siglo XIV el más ilustre hijo de Cañete va a ver la luz: Don Álvaro de Luna.
  • No muchos años después del nacimiento de Don Álvaro, Cañete pasó a los Hurtado de Mendoza, rama de la gran familia castellana de solares vascongados. Señores y más tarde marqueses de Cañete, demostraron ser una línea de sangre excepcionalmente belicosa a lo largo de toda su historia. Sus vástagos se encuentran en un número insólito de campañas y campos de batalla desde el siglo XIV hasta el XVII. Hubo cuatro señores de Cañete y cinco marqueses, a partir de la conversión del Señorío en Marquesado de Cañete en 1490 por gracia de los Reyes Católicos. Con la muerte en 1654 del quinto marqués, Don Juan Andrés Hurtado de Mendoza, la línea directa de los marqueses se extinguió, pasando el título a la casa de los condes de Santa Coloma, en la que reside en la actualidad.
  • Las figuras descollantes del linaje fueron el segundo y cuatro marqués, Don Andrés y Don García, que dejaron memoria por sus hechos en las Américas. El primero, virrey del Perú, fundó dos ciudades con nombre de Cañete en tierras americanas (Chile y Perú), en recuerdo de su lejana patria; en tanto el segundo -magnífico estratega- aplastó definitivamente la resistencia araucana en Chile (venciendo a los caudillos Caupolicán y Lautaro, triunfadores a su vez sobre el desdichado Pedro de Valdivia, otro conquense ilustre). También es fama que don García aparejó la flota española que desbarató a la que el corsario sir Francis Drake tenía preparada para asolar las costas de la América Española. Apenas cuatro naves inglesas muy desbaratadas consiguieron retornar a Inglaterra. Hasta no hace muchos años, de los muros del panteón familiar de los marqueses en la Catedral de Cuenca colgaba la bandera que la reina Isabel I de Inglaterra había bordado con sus propias manos al célebre navegante, circunvalador del mundo, y que le fue ganada en el combate.
  • La expulsión de los judíos en 1492 afectó a Cañete, que contaba con una pequeña aljama y una sinagoga modesta, de la que se ha conservado lo que posiblemente fue su portada.
  • Por contra, desde 1589 se establecieron en la villa un pequeño grupo de familias moriscas expulsadas de Granada. Las dificultades de integración con la población local fueron considerables, con algunos incidentes sonados.
  • Cañete tuvo un activo papel durante la primera guerra carlista. La villa se alzó como baluarte del carlismo en la Sierra Baja frente a Moya que se erigió en resuelto bastión liberal, lo que le valió bombardeo, exacciones y saqueo, precipitando su ruina. La población fue ocupada por Cabrera, el Tigre del Maestrazgo. Castillo y murallas se remozaron en lo posible y durante varios años (de 1834 a 1837) Cañete se mantuvo en manos de las facciones del Pretendiente, resistiendo varios intentos liberales de recuperación y protagonizando un buen número de pequeños combates y altercados por toda la Serranía de Cuenca que se prolongaron en el tiempo con suerte cambiante. Con la agonía del carlismo Cañete fue recuperado por las tropas de la reina, cerrando un periodo de inestabilidad y de penuria económica motivada por el cierre de las rutas, la pérdida de brazos y las contribuciones de guerra.
  • Durante la Guerra Civil fue guarnición republicana de retaguardia del cercano frente de Teruel, siendo pieza importante en la logística de las operaciones en torno a la ciudad. Aunque evitó la guerra por pocos kilómetros, toda la zona fue muy fortificada.
  • No terminó el problema con el fin de la guerra, y hasta 1958 toda la Sierra fue hervidero de una activa guerrilla antifranquista que llegó a contar con efectivos considerables y líderes cuya fama ha quedado en la intrahistoria de los pueblos.
  • Tras la guerra, Cañete alcanza su máximo pico de población en la historia: 1.841 habitantes en 1940