Unas patas largas, fuertes y cubiertas de pelos, que utilizan para sujetar a sus víctimas.
Posados en las puntas de las ramas o en otros lugares apropiados acechan a sus presas, a las que cogen en vuelo y acto seguido les chupan los líquidos del cuerpo.
Probablemente paralizan a sus víctimas por la toxicidad del jugo digestivo inyectado por su trompa, ya que vencen a animales mucho más grandes que ellos como abejas, abejorros, grandes mariposas e incluso libélulas.