Sitios > Europa > Unión Europea > España > Andalucía > Provincia de Córdoba > Luque
Historia de Luque
Se conservan restos de monumentos megalíticos como el Dolmen de Lastra.
En los alrededores de Luque son numerosas las cuevas y covachas en las que queda constancia de la vida humana en estas tierras desde época muy temprana: La Encantada (junto a la muralla del Castillo), Lóbrega, Campanilla, Toril Chico, etc (que estuvieron pobladas con total seguridad durante el Neolítico).
Cabe destacar en época ibérica los importantes yacimientos arqueológicos de la zona, destacando sobre todos ellos el del Cerro de la Almanzora (recinto ciclópeo y ciudad ibero-romana), dominando la carretera que discurre entre Córdoba y Granada. Estamos. Sin duda ante uno de los yacimientos más importantes de la Provincia de Córdoba.
Son también destacables los yacimientos de Cerro de las Cabezas (con una importante fortificación), Recinto fortificado de los Castillarejos (estudiado por Fortea y Bernier), Recinto de Fuente Pilar, etc.
La gran mayoría de estos yacimientos serán utilizados por los romanos con posterioridad, dotándolos de todas las infraestructuras propias del mundo romano; aparte de las anteriormente citadas destacan los yacimientos de Los Cautivos (con un recinto fortificado), el recinto fortificado del Cerro de San Antón y las murallas ciclópeas del Cerrillo de la Cárcel o del Salobral.
Se identifica con la antigua Agamitor romana.
La primera noticia de su fortaleza durante el período musulmán parte de los años 908-909 cuando al relatar Ibn Hayyan una sublevación hace referencia a él.
También consta la utilización de sus canteras para la construcción de la mezquita Aljama de Abderramán III en Córdoba.
En esta época recibió el nombre de Lukk
Se edificaban la Alcazaba y sus impresionantes murallas de las que aun quedan restos visibles.
Durante la dominación musulmana, la villa perteneció a la cora de Cabra, y será hasta las invasiones del siglo XI cuando de vincule a Córdoba.
La villa fue reconquistada por Fernando III el Santo entre febrero de 1240 y marzo de 1241, espacio de tiempo que pasó el monarca por estas tierras (así consta en la Primera Crónica General de España).
La población musulmana permanece en la villa hasta 1294, al haberse entregado por pleitesía.
Tras unos breves años en que está en manos de doña Juana de Ponthieu (esposa de Fernando III) y del infante don Juan pasará a manos de los Venegas (es señorío desde un primer momento), que ostentarán el señorío hasta el siglo XIX.
Perdiéndola más tarde a manos árabes
Recuperándola finalmente Antón de Luque ya bajo el reinado de Alfonso XI en la primera mitad del siglo XIV, por ingenio y astucia de tres caballeros venidos de León, que eran: Antón, Luís y Alonso de Luque.
Al conquistar Luque, mandó el rey que se hicieran veintisiete suertes, y se las repartiesen 27 caballeros, que quedaron Luque al mando de Antonio Fernández de Córdoba. Del original de este repartimiento dice casi textualmente la forma pintoresca y astuta de realizarse la conquista: Llamó el Rey a Antón de Luque que era lengua e díjole que como podían entrar por aquella mina, si había espacio para entrar por élla e dijo que solo dos hombres podían por élla, porque estaban primero dos lagos de agua que los habían de pasar a nado, porque los moros así se lo habían dicho, e así entró esta lengua por esta mina e quitó las llaves de las puertas de las fuerzas e abrió las puertas del Castillo e allí estaban a la puerta, aguardando, una compañía del Capitán Cristóbal Roldán, donde entró con su gente, con doscientos hombres, e alzó el estandarte real en el Castillo, diciendo viva la fe de Jesucristo e luego entró el Real e se ganó la fuerza e allí dejó el Rey, ejército de caballería, porque estaban muchos de ellos heridos, de los primeros que entraron con el capitán Cristóbal Roldán, e dejó el rey veinte y siete caballeros de los montañeses, todos caballeros de noble sangre.
El topónimo de la villa pudiera muy bien derivar de la castellanización de su antiguo nombre árabe, aunque también pudiera provenir del apellido de su conquistador.
El siglo XIX conlleva la modernización del pueblo, al dotarlo de ciertas infraestructuras: traída de aguas potables, alumbrado público, el ferrocarril, etc