Es una casita de piedra a las faldas del Montgó que fue utilizada por Fray Pedro Esteve durante sus retiros para la oración y la meditación.
Se trata de una primitiva ermita, mínima expresión y máximo exponente del eremitismo, refugio y oratorio del venerado fraile.
Se encuentra junto a un peñasco desprendido de la montaña se adosa la pequeña y rústica construcción con muros de 50 centímetros realizada en mampostería rústica con planta rectangular, mide 2,75 por 2,25 metros, cubierta en forma de bóveda y exteriormente a dos aguas.