En su aparejo observaremos pequeños sillares de un tono amarillento, es piedra de La Malahá, y se trata del refuerzo realizado en las murallas por los cristianos poco después de la conquista de la ciudad. Su procedencia es sin duda lo más llamativo, pues se trata de lápidas funerarias musulmanas, denominadas maqabriyas, en las que podemos encontrar inscripciones o epigrafías árabes y adornos en la zona exterior.