La llegada de la reina María Cristina trajo consigo una importante reforma a esta sala.
Fue diseñada íntegramente por el Arquitecto Mayor del Palacio Real de Madrid, José Segundo de Lema, en un ecléctico estilo oriental.
Se conservaron muchos de los adornos que en su día realizó la infanta María Josefa, quien decoró el salón a la «chinesca» con tela de Pekín en las paredes y un friso de porcelana.
Sin embargo, gran parte del cuarto se acondicionó como residencia cotidiana de la Familia Real.
Tenía a los lados divanes tapizados con sedas japonesas. Los muebles originales quedaron muy dañados en la Guerra Civil.