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Medina Azahara
Musulmán
Ruinas de una cuidad palaciega erigida por Abberramán III a finales del primer milenio.
Fuentes, arcos, yeserías y columnas formaban un increíble conjunto monumental.
El salón Rico o de Recepciones de Medina Azahara tiene planta basilical de tres naves.
Esta ciudad palaciega contaba con salones, viviendas, jardines y mezquita.
Restos de una fuente árabe en las cercanías de la ciudad. Conserva una figura de un elefante que data del S. X.
Ciudad palatina califal que mandó construir Abderramán III, Príncipe de los Creyentes, por deseo de su favorita Zahara La Flor.
Es uno de los complejos arquitectónicos civiles más bellos del mundo árabe, situado al pie de la serranía cordobesa, a corta distancia de la capital.
Más de 10.000 obreros trabajaron durante cuarenta años para su construcción que se terminó en el año 976.
Medina Azahara fue una verdadera ciudad de unas 120 has., que llegó a albergar 20.000 habitantes, pues el califa trajo aquí a toda su Corte, con los altos dignatarios y su guardia personal.
Construyó además fábricas de armas, telares de seda, casa de la moneda, cárceles y dependencias administrativas.
Estaba dispuesta en tres terrazas rodeadas por doble baluarte fortificado con torreones.
La terraza superior se destinaba a pabellones oficiales para recepciones y ceremonias y habitaciones privadas del califa y su familia.
En la intermedia se crearon fabulosos jardines que servían de separación, porque en la terraza más baja vivía la servidumbre y se situaban los cuarteles para 12.000 soldados con las caballerizas.
También en esta terraza inferior se encontraban los servicios religiosos con sus mezquitas.
Suntuosidad y riqueza de Medina Azahara, donde se creó el arte califal que tanta influencia tendrá en la evolución de los estilos arquitectónicos posteriores.
Y esplendor majestuoso de la Corte califal en este escenario, asombro de embajadores y representantes del mundo árabe y cristiano, que en tan maravilloso marco eran recibidos.
Poco duró tanta maravilla, pues a la caída del califato comenzó a declinar su estrella y en el año 1009 fue abandonada y poco a poco destruida por los almorávides, nuevos dueños de Al-Andalus venidos de Marruecos, contrarios a todo lujo y ostentación, hasta llegar a la ruina total.
En 1910 se iniciaron las excavaciones oficiales y desde entonces han podido hacerse reconstrucciones importantes, gracias a que no se levantaron sobre las ruinas nuevas construcciones.