Símbolo nobiliario por excelencia de la arquitectura civil palaciega de la ciudad, de gran decorativismo, muestra su carácter ostentoso y de exaltación de un linaje.
Es llamado así por su pertenencia durante mucho tiempo a los descendientes de D. Lope de la Cueva y Guzmán, primer Conde de Guadiana desde 1711.
El palacio se edificó en la última década del siglo XVI y su torre posteriormente en el siglo XVII -entre 1611 y 1615-, concebida como un apéndice para mostrarse a la calle Real.
Primero edificaron el cuerpo principal, que da a la calle Horno de Santa Clara, con una planta cuadrada con un patio central en torno al cual se distribuyen las dependencias. pero los dueños en un alarde de presunción y ostentación de su linaje quisieron asomar su mansión a la calle Real, que era la más transitada y concurrida por su incesante actividad comercial, y a principios del S. XVII, añadieron como apéndice la magnífica torre.
La torre consta de cuatro cuerpos.
El primero es una repetición del cuerpo inferior del palacio.
El segundo y tercero tienen un esquema similar, formado por tres grandes huecos, el central esquinado, con columna dórica de mármol blanco a modo de mainel, con estípites antropomórficos a ambos lados, sobre los que se eleva entablamento y cornisa con molduraje clásico, rematado por los escudos de la familia coronados con frontones curvos.
Por último, el cuerpo ático es un elemento vandelviriano junto con el balcón esquinado, como podemos apreciar en el Palacio Vela de los Cobos de Vandelvira, que incluye estos motivos.