El cuerpo fructificante del esporocarpo llega a medir 1.5 a 3.5 cm de ancho, unido al sustrato por un mechón de micelio y es esférico, aunque se comprime ligeramente.
Carpóforo globoso entre 2 y 4 cm, más ancho que alto, pegado al suelo (sin pie).
Exoperidio blanco sucio, duro, seco, liso, que con el tiempo se rompe en placas y aparece el endoperidio de color gris plomizo (“plumbeo”), que al madurar las esporas, las expulsa por el opérculo en una masa pulverulenta de color marrón oscuro.
La gleba blanca al madurar va pasando a amarillo, marrón y marrón negruzco.
Especie muy común que abunda en campos abiertos. También entre matorrales, en terrenos no cultivados. Praderas, borde de caminos.
Inicio de la Primavera (con las primeras lluvias) y Otoño.
Solo se puede consumir de joven, cuando la gleba está blanca, aunque su calidad es nediocre, por pastosa y algo amarga.