El torreón fue conquistado por Fernando III el Santo en 1241, entregándolo a la Orden de Santiago.
Actualmente sólo queda en pie la torre del homenaje, de planta cuadrada y obra de mampuesto de buen tamaño. Está incorporada a un cortijo.
El castillo estaba ya en abandono a comienzos del siglo XVII, según consta en documentación de la época (de Jimena Jurado) y un siglo más tarde se mantenían aún en pie varias torres y buena parte de los muros.
Inserto en sus muros tiene un friso romano reutilizado como sillar.
En su interior se cubre con bóveda de medio cañón.