Más de dos siglos después, durante la década de 1770, el cabildo acaricia el proyecto de dedicar este espacio central de la girola a san Cecilio, en memoria del remoto origen de la comunidad cristiana en Granada.
En la cartela manierista y en los tondos exteriores sobre el arco de la capilla, tres textos del evangelio de san Juan (10,10b; 17,25-26 y 17,4).
En el proyecto intervienen el arquitecto académico Francisco Aguado (1748-†h. 1816), tracista de los tres retablos; el escultor Miguel Verdiguier (1706-1796) con la participación de Gabriel de Arévalo, el Joven, labra las esculturas en mármol de Macael y los ángeles de los paramentos laterales; el maestro platero Diego García dora basas, capiteles y adornos de bronce; los tallistas Francisco Castillo, golpes de talla y angelotes del friso y Manuel Villoslada, moldes de los adornos completaron la decoración.
El 23 de mayo de 1787 se inaugura solemnemente la capilla totalmente redecorada.
En el centro, gran hornacina con arco de medio punto para la estatua del titular.
Dos columnas centrales.
El tímpano semicircular, aparece con dos segmentos partidos que reciben figuras recostadas; la alegoría central del triunfo de la fe pisando al dragón remata la estructura arquitectónica que queda resaltada por el efecto y contraste cromáticos del blanco del mármol con el bronce dorado.
San Cecilio, obispo de Granada, San Torcuato y San Indalecio, fundadores de las comunidades cristianas de Guadix y Almería.
Esculpida en mármol blanco de Macael, la estatua de San Cecilio lo presenta tocado de mitra con su mano derecha sobre el pecho y con la izquierda recogiendo su manto; un angelote sedente a sus pies porta el báculo en contrapuesta y valiente diagonal.
Las esculturas de los santos Torcuato e Indalecio también están esculpidas en mármol blanco: ambos están revestidos con los ornamentos episcopales y llevan palmas de martirio en sus manos.
El retablo está coronado por la Alegoría del triunfo de la fe.
Los retablos laterales están rematados con grupos escenográficos de ángeles esculpidos sobre planos de rayos dorados; todo ello modelado en estuco. En el frontón del lado del evangelio ángel portando espada flamígera y, en el frontero, ángel mostrando un cáliz.
Del lado del evangelio san Emigdio, patrón de Ascoli, provincia de Italia. Este santo es venerado como protector de los terremotos; suele representársele como obispo llevando la maqueta de la ciudad de Ascoli o como cefalóforo, con la cabeza en las manos. En esta talla aparece rodeado de ruinas. Una antigua tradición le considera el primer obispo de Ascoli y mártir al ser decapitado durante la gran persecución de Diocleciano.
En el altar frontero San Juan de Dios cargando a un enfermo, cuyo decidido esfuerzo salva del fuego a un moribundo; se subraya su caridad con los símbolos, tallados a sus pies, del capacho y del cuenco.
En los dos relieves en estuco de los muros laterales: Milagro de san Emigdio y Muerte de san Juan de Dios, fundador de la Orden de los Hermanos Hospitalarios en Granada (1537), en la ciudad que sería su cruz.
En el derecho figura la Muerte de san Juan de Dios (1550) entre ángeles, nubes y rayos dorados, mientras en el frontero se representa un Milagro de san Emigdio entre un remolino de nubes y querubes de barroco efecto.
Otro complemento iconográfico de la capilla es la talla en madera de Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), obra de Pablo de Rojas (1560-1607); el fundador de la Orden de Predicadores aparece con hábito, escapulario y capa ricamente policromados con un libro cerrado en su mano izquierda y el perro a sus pies.
La reja dispone de cinco calles con la estructura habitual del resto de las capillas con mayor embocadura (2,05 de altura y 7.20m de largo).
La iluminación desde el exterior se consigue mediante el repetido óculo de motivos geométricos de las capillas más espaciosas de la girola. Del techo de la capilla penden dos lámparas.