En su planta baja se puede seguir la trayectoria histórica de la ciudad a través de fidedignas réplicas, como la de la Cámara Principesca ibérica, la de la Caja de los Guerreros, y piezas originales de diversas épocas.
En el segundo piso se reconstruye la vida cotidiana de la ciudad antigua, con especial atención al mundo del olivo y el aceite, su principal fuente de riqueza.