Corredera: "Sitio o lugar destinado para correr caballos", como la define el diccionario.
Cuando Linares se expande más allá de las Moredillas (Calle Isaac Peral) en su "Plan de ensanche" la zona comercial de la Calle del Pontón se va desplazando paulatinamente hacia la Corredera Baja y la Corredera Alta o Calle de Mesones.
En esta Corredera Alta nacieron y vivieron entre otros, Andrés Segovia, linarense universal, un malagueño de Coín, Juan Sánchez Jiménez, fabricante de guitarras tan excelentes y valiosas que por ellas y por su arte obtuvo medallas y premios en las exposiciones de Jaén, Madrid, Buenos Aires y Montevideo.
Por esta "Corredera Alta" pasaban los tranvías que tenían su, digamos "Estación de partida" en la primera casa de la acera izquierda. Mozos de cuerda, como "El Colorín", espabilados raterillos, mozalbetes que se empeñaban en llevarle las maletas y paquetes a viajantes y familias.
Al nombre más antiguo con que se le conoce de "Corredera", le sucedió en diversas épocas el de "Mesones" y el de Nicolás Salmerón y durante cuarenta años ha sido conocida con el de José Antonio Primo de Rivera, recobrando finalmente su primitivo nombre.
Con el Rhin Bar, donde en su escaparate se mostraban "mariscos del Cantábrico", según rezaba un rótulo en su fachada, en un extremo y el café "La Perla" en el otro, haciendo esquina con la Calle de Canalejas, la corredera pasa a ser baja y se convierte en el Pasaje del Comercio, rezaba un dicho a mediados del siglo XX.
Es a final del siglo XIX en la Corredera Baja se establecieron allí numerosos y diversos comercios: tiendas de "ropas hechas" cuyo dueño procedía de Alcoy, bazares, almacenes que lo mismo vendía tejidos que parasoles, antucas, abanicos y un gran surtido de escopetas, revólveres y pistolas de todas las clases y tamaños...
A la mitad del Pasaje, el Círculo Mercantil e Industrial, inaugurado el año 1887.
Por la Corredera Baja se salía y se entraba a la villa cuando ésta terminaba en las Moredillas (Calle Gumersindo Azcárate). Cambió su nombre por el de "Pasaje del Comercio", se embelleció con nobles edificios todavía existentes, como el número 21 de balconada semicircular de piedra y ladrillo rojo, o el Circulo Recreativo "El Liceo", que después adquirió el Banco de España.