Sitios > Europa > Unión Europea > España > Andalucía > Provincia de Granada > El Padul
Historia de Padul
Su nombre procede del latín "palus-udis", que significa pantano, alusión a la gran laguna que ocupaba el término y que todavía era de grandes dimensiones en el siglo XVIII cuando se procedió a su desecación; hoy, parte de ese antiguo espacio lacustre se ha convertido en una rica vega cultivada.
Pertenecientes al Pleistoceno Medio, en 1982 fueron encontrados restos de mamut junto a una de las explotaciones de turba que se encuentran cerca de La Laguna. Hoy, estos restos se pueden visitar en el Parque de las Ciencias de Granada (la mandíbula y las defensas se encuentran en muy buen estado debido a su excelente conservación en las condiciones especiales que ofrecía la turba).
De los primeros siglos de nuestra era pocos son los documentos que se han encontrado sobre el municipio, sin embargo, muchos son los restos que nos indican la importancia que Padul tuvo en esa época: como las tumbas romanas de tierras paduleñas o la Vía Ibero Romana del Cerro de los Molinos, que fue construida para facilitar la comunicación entre la ciudad costera de “Sexi” (Almuñécar) e "Iliberis" (Granada).
Los árabes la llamaron Qaryat Badul, y gozó de un largo período de prosperidad en época árabe-andalusí, aunque en los últimos momentos del reino nazarita sufrió numerosas incursiones de las tropas cristianas. Y si conocemos datos del momento ha sido porque fueron encontrados escritos en los que se relatan las batallas del aquel trance, que señalan al bando musulmán como derrotado. Los datos geográficos del enfrentameinto bélico coinciden con el lugar de El Padul, tanto por las distancias como por la existencia de una acequia de origen romano que abastecía de agua a la población de la zona.
Debido a su situación estratégica, los Reyes Católicos tomaron el Valle del Lecrín, y más concretamente Padul, para impedir el paso de refuerzos y abastecimientos a Granada desde el litoral y las Alpujarras.
Durante la sublevación morisca del siglo XVI, fue atacada por sorpresa por dos mil moriscos, saqueando y matando éstos a un buen número de soldados cristianos.
Cuentan las crónicas que el vecino de Padul, Martín Pérez de Arostegui, se acuarteló en la llamada "Casa Grande" y, con la ayuda de unos criados, logró que se retiraran los moriscos, gesta que le valió la concesión por Felipe II de un título nobiliario.