Se trata de una construcción de tres plantas con vanos de diferentes dimensiones en la fachada.
Portada adintelada sobre medias pilastras enmarcadas por molduras de óvalo y filete, formando acodo cruciforme, en cuyo interior se labran puntas de diamante, bajo las cuales se desarrollan semipilastras.
Tiene una puerta de clavazón de dos hojas con portichuela en la hoja derecha. La puerta tiene una aldaba de hierro forjado.
En el dintel, de corte canesco se sitúa una taca estrangulada con otra de hojas carnosas en el centro y puntas de diamante en los extremos.
Sobre un austero cornisamiento, frontón curvo partido que abarca la reja del segundo piso.
En cuanto al acabado de la fachada, se ha recuperado parte de la original piedra, alternando con zonas enfoscadas en color blanco.
El patio trasero está cerrado a la Calle Las Peñas con un muro de mampostería rematado por tejas.
Por distintos testimonios documentales, se puede identificar con la adquirida en 1662, por el arquitecto Eufrasio López de Rojas, del cual destaca entre sus obras la fachada principal de la Catedral realizada en 1660 o la fachada de la iglesia de San Bartolomé levantada en 1667.
Además urbanizó la maltrecha Carrera de Jesús que hasta entonces era casi intransitable.
Por su vecindad con el Convento de Santa Teresa de Jesús (Carmelitas Descalzas) estuvo muy vinculado a la comunidad de religiosas, máxime cuando dos de sus hijas ingresaron de monjas en aquel convento, que fue fundado en 1615 por don Francisco Palomino UlIoa y doña Juana de Quesada, interviniendo en su obra Eufrasio de Rojas, que se mostró siempre protector del convento y su iglesia.
Tal era el cariño, la devoción y la vinculación que Eufrasio de Rojas donó los dos altares laterales de la iglesia, el de la Virgen del Carmen y el de San José, bajo uno de los cuales fue sepultado el propio arquitecto jiennense.
Además, costeó cuadros del pintor jaenero Sebastián Martínez, que fuera pintor de cámara del Rey Felipe IV, a la muerte de Velázquez.
También donó cuadros de Ambrosio de Valois.
El convento es anterior a la iglesia, cuya primera piedra la puso Eufrasio de Rojas el 17 de abril de 1673.
Al morir. dejó su hacienda para sufragar gastos y ornamentos de la Iglesia de Santa Teresa.
Sus hijas murieron vistiendo los hábitos de la Santa de Avila. La menor de ellas Sor Ursula de San Eufrasio, moría el 5 de septiembre de 1717. La mayor murió a los 85 años, el 24 de marzo de 1736, con el nombre religioso de Sor María Manuela de la Encamación.