General bereber que conquistó la Hispania visigoda
Ṭāriq ibn Ziyād al-Layti
Su nombre en árabe significaría El pegador.
Fue el subalterno de Musa ibn Nusair, que le nombró gobernador de Tánger.
El conde visigodo de Septa (Ceuta), el godo Olbán que gobernaba sobre los bereberes, vasallos de los visigodos pero sometidos a los musulmanes, hizo de intermediario para conseguir la colaboración de Musa ibn Nusair a favor de un bando en las luchas civiles entre los dos partidos que se disputaban la corona visigoda.
En el 710 hizo una expedición de tanteo a las costas andaluzas sin problemas.
Parece ser que Musa pidió la opinión de Al-Walid, quien le ordenó que no cruzara el estrecho. Pero el anzuelo del tesoro real visigodo tentó a Musa, que en el 711 ordenó a Táriq que partiera hacia Hispania.
El 30 de abril de 711 las fuerzas de Táriq desembarcaron en Gibraltar (que a partir de entonces lleva su nombre: Yabal Táriq). Tras desembarcar, ordenó quemar las naves y realizó una proclama a la tropa.
El rey godo Rodrigo partió hacia el sur.
Las normas de los Concilios de Toledo prohibían solicitar ayuda al extranjero para ocupar el poder.
Rodrigo y Agila acordaron una tregua para combatir juntos a los recién llegados.
La situación de Táriq pasó a ser comprometida. Ninguno de los dos partidos le reconocía como aliado, sino que al contrario, unían sus fuerzas dejando al bereber con el mar a la espalda y con un ejército reducido de tan sólo 7.000 hombres.
La base de Rodrigo estaba situada en Córdoba.
El ejército de Agila se encontraba cerca de Cartago Nova.
Táriq envió un mensajero a Musa, quien le mandó 5.000 hombres más.
Entre el 19 y el 26 de julio de 711, en la Laguna de Janda tuvo lugar la batalla conocida como Batalla de Guadalete.
Pero los seguidores de Agila, en un momento determinado, abandonaron la batalla y provocaron, directa o indirectamente, la derrota de Rodrigo.
Murieron muchos nobles, incluso el propio Rodrigo, aunque este dato no es completamente seguro.
Táriq completó esta victoria con una segunda en Écija, rematando a la nobleza goda.
Aunque antiguamente los reyes se llevaban sus tesoros a la batalla. Táriq debía creer que el tesoro viajaba con ellos y que sería transportado a Toledo.
El mismo mes de julio del 711, Táriq dejó a sus lugartenientes en puntos estratégicos (Málaga, Granada y Córdoba) y llegó a Toledo.
Allí se encontró con Oppas, hermano del ex-rey Witiza, posible señal de que Agila ya había sido proclamado en Toledo donde el clero le era favorable.
Se sabe que el arzobispo Sindredo, partidario de Rodrigo, huyó hacia Roma pero se desconoce si fue por causa de la toma de poder por parte de los viticianos o por los musulmanes.
En Toledo, Táriq encontró el tesoro real, pero resultó difícil de llevárselo, ya que las autoridades de Toledo sólo estaban dispuestas a entregar una parte como pago de los servicios prestados.
Táriq decidió quedarse en la capital del reino y esperar instrucciones de Musa ibn Nusair.
Tenía fuerzas suficientes como para no ser atacado dentro de la ciudad y los viticianos no se atrevían a romper las relaciones, puesto que el poder de Agila no estaba suficientemente consolidado y una ciudad amurallada era difícil de tomar mediante un ataque del exterior.
El año siguiente Musa cruzó el estrecho con 18.000 hombres y, desecha la resistencia en Emérita (Mérida), donde empleó un año para el sitio y la conquista, se reunió con Táriq en Toledo en el verano del 713.
Musa no se detuvo y avanzó hacia Astorga y Cantabria sin encontrar resistencia.
Táriq debía colaborar con las expediciones que hizo Musa hacia Zaragoza, Tarragona, Pamplona y Galicia
Ambos partieron hacia Damasco a finales del 714 para rendir cuentas al califa sobre su gestión.
Llegaron poco antes de la muerte de Al-Walid y Musa fue juzgado. Parece que el propio Táriq actuó como acusación. La muerte de Al-Walid detuvo el proceso.