El castillo se ubicaba sobre un promontorio rocoso de caliza yesífera, que debió albergar la población rural del entorno en época medieval.
Juan Eslava, que lo visitó en 1980 lo describe así: “En una cresta rocosa que las demoliciones de la cantera han respetado hasta ahora (1980) se ven restos de endeble fortificación de yeso y guijarros en lugar de dificilísimo acceso. No es más que un parapeto sobre el uro natural. A él se accedía por escalera tallada en la roca. El asentamiento de este castillo rural es imposible de reconstruir porque la cantera ha comido gran parte de su base y presumiblemente acabará haciendo desaparecer los escasos restos que hoy perduran”.
Aparecen algunos fragmentos de cerámica árabe medieval.