Fue construida entre 1888 y 1910 por el arquitecto Justino Florez, sobre otra anterior gótica que se hundió, Santa María la Mayor.
Se inauguró en 1910.
Justino Flores la proyectó en estilo neorrománico-bizantino.
En su cabecera se conserva la soberbia sacristía del
siglo XVI, obra de Francisco del Castillo, constituida por salón de planta
rectangular y un orden de pilastras toscanas alternán en capillas en nicho para
cajoneras.
El trazado actual conjuga la planta basilical y de cruz
latina con ábsides en la cabecera y en los extremos del transepto.
En su alzado,
sobre soportes cruciformes presenta bóvedas de crucería en la nave central, más
elevada que las laterales, y bóvedas de arista en éstas.
Exteriormente destaca
la torre que marca el eje longitudinal de la fachada y el cimborrio del
crucero.
En el ábside del presbiterio y
ábsides del transepto se encuentran tres murales del pintor cordobés Julio
Romero de Torres realizadas en el año 1903. Son las únicas pinturas murales de tema religioso que pintó el genial autor. Representan la Asunción de la
Virgen, La Sagrada Familia y La Santa Cena, más un cuadro en lienzo de San Juan
Bautista. Fueron las primeras pinturas murales realizadas por el autor y una de
las pocas de tema religioso que realizó. La Asunción de la Virgen se conserva
tal como fue pintada, en cambio las otras fueron restauradas por su hijo Rafael
en 1974 quizá con un criterio desafortunado que le llevó en la Cena Santa a
colocar un nuevo rostro a la figura de Jesús, variando su posición con respecto
al original, pro lo que puede apreciarse una disparidad con respecto a los
rostros originales de los apóstoles de Julio Romero.
Tiene un órgano, de autor desconocido, se sitúa en el coro alto de la iglesia, el cual podría haberse construido en 1945.
La bonita caja que lo alberga es de estilo neogótico, apreciándose en ella tres castillos de tubos en madera, solo ornamentales, de los que se conservan los castillos central y derecho.
Aunque puede accederse a su interior a través de unos paneles frontales puede verse su tubería de madera interior a través de unas celosías o adornos frontales calados.
Los secretos y la transmisión del teclado y registros son neumáticos.
El teclado se encuentra instalado sobre el mismo mueble, manteniéndose unos selectores de registros totalmente inoperativos, al igual que el resto del instrumento.
Bajo el teclado se encuentra un pedal para accionamiento del fuelle, aunque la existencia de un conducto hacia el exterior evidencia que debió de existir una bomba que alimentara el fuelle.
Aunque ya hemos dicho que el órgano se encuentra con nulas posibilidades de funcionamiento actualmente, el buen estado de su elegante caja supone un ornato importante dentro de la interesante iglesia donde se ubica. (Fuente jaenescondido.es).
En el exterior su destaca su campanario y su majestuoso volumen dorado construido con piedra local.