Cuenta la leyenda que Leví, un rico comerciante judío del siglo XIII, que vivía en la Judería, para poner fin al amor que su hija Rebeca y el caballero cristiano Juan Robledo se procesaban, decidió construir en el patio de su casa almacén, próxima a su hogar, una dependencia subterránea, donde depositó una terrorífica serpiente con la intención de dar muerte a su bella hija si no cesaba en su actitud. Tras llegar Rebeca a la casa almacén le propuso, por última vez, que renunciara a su amor por Juan Robledo a cambio de las riquezas que allí atesoraba. Al negarse, el perturbado padre la cogió del brazo y la arrojó a la macabra cámara para poner fin a su vida. Juan Robledo alarmado por la ausencia de su amada a su cita nocturna y temiendo lo peor, marchó presto a la casa almacén del judío Leví. Violentando la puerta llegó a la cámara cuya trampilla estaba abierta, observando incrédulo a Leví estrangulado por la serpiente y en el extremo opuesto a su bella amada intacta, invocando a Dios. Sin dudarlo y arma en mano, saltó al aljibe para dar muerte de un certero golpe al terrible animal. Juan Robledo y la bella Rebeca terminarían uniéndose en matrimonio y la calle, bautizada desde entonces, por la gente de Andújar, como de la Serpiente.