Este palacio perteneció primero a Don Juan de la Cueva que da nombre a la calle.
Después fue reformado por Don Luis de la Cueva.
Fachada de piedra compuesta por buena sillería.
Portada adintelada entre pilastras planas que soportan un entablamento con balcón de piso de piedra coronado por frontón triangular partido por un escudo heráldico.
A cada lado del balcón tiene un escudo heráldico.
En la planta baja tiene dos amarraderos de bestias circulares.
Las ventanas del primer piso están coronadas por un frontón triangular partido por un jarrón de piedra.