Blanca ermita dedicada a los mártires San Acisclo y Santa Victoria, erigida en el lugar donde, según la tradición, los patronos de Córdoba vivieron con su nodriza Minciana.
La pequeña iglesia fue reconstruida a principios del siglo XVIII.
Desde 1959 está a cargo de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada.
Algo desproporcionados con relación al retablo resultan los lienzos de San Acisclo y Santa Victoria que fueron pintados por Cristóbal Vela con destino al retablo mayor de la Catedral, de donde se desmontaron en 1713 para ser reemplazados por las pinturas de Palomino, reaprovechándose aquí.