Se construyó a principios del siglo XIX para sustituir otra imagen anterior que había en este mismo lugar y que fue destrozada durante la noche del 22 de enero de 1801. Su coste fue sufragado por una señora que vivía en la casa de enfrente y con las limosnas aportadas por diversas personas creyentes como desagravio al Ángel Custodio de Córdoba por la humillación recibida en el destrozo de la anterior imagen y también como agradecimiento por haberla salvado de la epidemia de peste que asolaba las ciudades vecinas.
Antes de 1841, había por las calles de la ciudad un gran número de humilladeros y retablos, pero en dicho año, para evitar profanaciones según algunas fuentes, el jefe político de Córdoba Don Ángel Iznardi ordena que se quiten las imágenes religiosas de las calles de la ciudad, salvándose de dicha orden sólo las existentes sobre las fachadas de las iglesias y los Triunfos de San Rafael. El Retablo de San Rafael pudo salvarse gracias a encontrarse en la ciudad el escritor Modesto de la Fuente, amigo del anteriormente mencionado jefe político. Sabedores de dicha amistad, diversos vecinos interesados en que no se quitase el retablo acuden a él para que interceda ante Don Ángel con el fin de salvaguardar esta imagen de la orden que él mismo había dado, algo que obviamente consiguió, como comprobamos actualmente al poder contemplarlo; este hecho es doblemente meritorio, al no haberse salvado ninguna otra imagen de las existentes por las calles de la ciudad.
En el retablo, vemos la figura central del Arcángel San Rafael acompañado a izquierda y derecha por los patronos de Córdoba, San Acisclo y Santa Victoria. En el nicho enrejado existente bajo San Rafael, se encuentra una imagen de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
En su lateral izquierdo hay una placa en latín a San Rafael Arcángel.