Se trata de una cueva natural que tiene una terraza artificial en su puerta. Esta terraza presenta unas dimensiones de 5,28 x 17,25 m. una superficie de 94,79 m2 y un perímetro de 46,91 m. y recuerda otros ejemplos cercanos de los santuarios asociados a la Cultura Ibérica como los de la Cueva de la Lobera en Castellar y el Collado de los Jardines en Santa Elena.
También se han encontrado unas escaleras de piedra que ponían en comunicación varias dependencias ubicadas a diferentes alturas.
Se comunica con la meseta del Oppidum a través de un pozo.
Se excavó en la campaña del 2014.
En sus paredes interiores hay petroglifos de una posible inscripción ibera.
También en el exterior hay talladas una serie de cazoletas verticales.
En el solsticio la luz incide en una especie de ornacina natural en el interior de la cueva.
En su terraza artificial se ha encontrado un enterramiento.
En esta terraza también hay una especie de altar con forma rectangular de arcilla prensada.
Se encontró también dos piedras con posibles petroglifos grabados en ellas.
La presencia de varias placas quemadas superpuestas, de un enlosado de piedras y de una plataforma de adobes son indicios que pueden relacionarse con un ritual realizado a la entrada de la cueva. En esta ocasión el centro de culto se asocia directamente a la ciudad, a diferencia de los dos grandes santuarios citados que se localizan junto a los caminos, en un paisaje de sierra.