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Puerta del Convento de Santa María de Gracia
Arcos o Puertas, Religioso
Santa María de Gracia fue un convento que existió en lo que después fue Plaza del Poeta Juan Bernier entre el siglo XV y el siglo XX.
Fue derribado por acuerdo acuerdo municipal de fecha 22 de febrero de 1974.
Entre otros personajes notables, en este convento estaban enterrados los padres de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
En el siglo XV, cuando el alcalde mayor veinticuatro de Córdoba Pedro Ruiz de Cárdenas muere sin descendencia, otorga en su testamento, 16 de enero de 1475, emplear sus bienes para fundar un beaterio de doce mujeres en este solar que ocupaba la casa principal de su familia. Su viuda fue la primera hermana mayor, y su sobrina la siguiente, en 1488, según lo que se había estipulado.
Con el tiempo, la comunidad adoptó la regla de Santo Domingo de Guzmán, y el convento se fue consolidando con la construcción de la iglesia en 1601.
En el año 1642, dos sucesos conmocionaron al vecindario. El primero, un incendio el día 29 de abril, durante el cual todas las hermanas tuvieron que ser ayudadas a salir por un boquete en la pared que daba al arroyo. El siguiente, el 14 de junio, cuando en medio de una multitudinaria misa, el coro alto se desplomó encima de las monjas que se encontraban en la parte inferior. Al retirar todos los escombros y encontrar, con sorpresa, a todas las religiosas ilesas, el obispo Pimentel y la gente que asistía al suceso lo tuvieron como un milagro.
Durante la invasión francesa de Córdoba, el convento fue suprimido, destinándose a cuartel. Tras el fin de la Guerra de la Independencia, las monjas regresaron al convento, el 11 de septiembre de 1814.
A partir de 1947 comienza un largo proceso en el que intenta vender el inmueble. Algunas partes estaban dañadas y necesitaban restauración, sin embargo, el conjunto en general estaba en buen estado.
Francisco Barbudo Torres de Portugal, académico e historiador que luchó incansablemente por los monumentos de Córdoba, logra paralizar el proceso y abrir una investigación. Según un documento firmado por la marquesa viuda de Villaseca fechado en 1973, el convento fue destruido poco a poco y de forma velada, a fin de justificar su ruina y consecuente derribo. Nada pudo hacerse, y el proceso siguió su curso hasta que finalmente el edificio fue derribado. El proyecto inicial de construir bloques de viviendas en el solar no llegó a realizarse, quedando el espacio baldío, creándose más tarde la Plaza del Poeta Juan Bernier en recuerdo de este poeta cordobés.
Según refleja la carta, Francisco Barbudo recibió numerosas presiones e incluso daños físicos, que le condujeron a una depresión y finalmente, le costaron la vida en un accidente mientras trataba de saltar -para intentar huir, según el testimonio de la marquesa en la citada carta- de un balcón a otro.