Le viene el nombre de un pilar abrevadero alimentado con las aguas del Raudal de Santa María alzado en la pequeña plazoleta que se dispone al final de la calle.
También por la existencia de una de las primeras imprentas que funcionaron en Jaén allá por los años 1606-1609 en la casa del doctor Alonso de Freylas.
En 1602 Alonso de Freylas, natural de Jaén licenciado en Alcalá y médico
del obispo Sancho Dávila y del arzobispo Bernardo Rojas y Sandoval, se
distinguió luchando contra su contagio y aislando los apestados en la
Salobreja y la vecina Ermita de San Nicasio. Hubo dos brotes.
Finalizaron tras sendas rogativas a la Virgen de la Capilla. El impresor
Fernando Diaz de Montoya en 1605 imprimió en su casa, sita en la calle
que por su imprenta recibió su nombre actual, la Calle Pilar de la
Imprenta, el libro de Freylas: “conocimiento, curación y preservación de la peste” que fue entonces todo un referente.
Hasta época muy reciente se han conservado la mayoría de sus casas, edificadas con arreglo a la traza tradicional de la casa giennense.