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Cerámica neolítica. Museo Histórico de Zuheros
Neolítico. Espiga de escaña y de cebada. Museo Histórico de ZuherosNeolítico. Huesos de cabras y ovejas. Museo Histórico de ZuherosNeolítico. Molino y cereal tostado. Museo Histórico de Zuheros
Neolítico. Cerámica neolítica. Museo Histórico de ZuherosNeolítico. Huesos humanos del neolítico. Cueva de los Murciélagos. Museo Histórico de ZuherosNeolítico. Cerámica almagra neolítica. Museo Histórico de Zuheros
Neolítico. Exposición PlastiHistoria. Palacio de Villardompardo - Jaén
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  • Etapa de la prehistória que sigue al Paleolítico.
  • Su nombre significa piedra nueva.
  • Finalizada la última glaciación (etapa en la que el hielo cubría la mayor parte de Europa), los hielos se retiraron paulatinamente hacia el Norte y, con ellos los animales de fauna fría (renos, zorros polares, etc.), mientras que otras se extinguieron, como el mamut, el rinoceronte lanudo, etc., al no poder soportar las altas temperaturas y, principalmente, al no contar ya con las especies vegetales de las que se alimentaban, puesto que al producirse un cambio tiene lugar un cambio de vegetación. Este cambio climático trajo como consecuencia la proliferación de un tipo de fauna más cálida: ciervos, jabalíes, cabras, conejos, aves, etc., así como las otras especies vegetales, abundando ahora las gramíneas (cereales) silvestres.
  • A partir del Neolítico, los grupos humanos comienzan a domesticar a determinados animales salvajes, como las cabras, ovejas, cerdos y vacas; al mismo tiempo empiezan a cultivar cereales (trigo y cebada), asegurándose con unos y con otros el sustento en épocas de escasez.
  • De este modo, los grupos humanos pasaban de ser sólo cazadores a producir alimentos, siendo este paso uno de los más notables avances que ha realizado el hombre a lo largo de toda su historia sobre la Tierra.
  • El hecho de contar con animales domésticos y con cereales cultivados, no implica que abandonaran totalmente la caza de especies salvajes como ciervos, conejos, jabalíes, gamos... ni la regogida de frutos silvestres, y buena prueba de ello son los restos de fauna salvaje, bellotas carbonizadas, restos de cáscara de piñones, etc., que se han encontrado en numerosos yacimientos.
  • La cerámica neolítica se moldeaba a partir de la arcilla y se decoraba, en algunos casos, mediante diferentes sistemas. La cerámica incisa se obtenía incidiendo con un objeto punzante en la pasta húmeda realizándose los motivos deseados para decorarla. Igual método se sigue en la elaboración de cerámica impresa, sólo que, en lugar de arrastrar por su superficie una matriz, ésta se presiona en la pasta húmeda, produciéndose una impresión que puede obtenerse mediante el borde de una concha, una ruedecilla, un peine, etec.
  • La cerámica con relieves se decoraba con la aplicación de cordones y pequeños mamelones, elaborados a partir de la misma arcilla.
  • Generalmente, las vasijas decoradas con cordones son de gran tamaño y, en ocasiones, presentan un cordón de refuerzo en la superficie interna de la vasija para darle mayor resistencia. Es frecuente, además, que esta vasijas vayan provistas de grandes asas, simples o dobles.
  • La cerámica almagra constituyen una de los tipos cerámicos más característicos del neolítico andaluz, siendo especialmente abundantes en el neolítico de la Subbética cordobesa. Se la denomina a la almagra por el pigmento de color rojo (almagre o hematites) que recubre una o ambas superficies. Los nódulos de hematites los ponían sobre un molino de piedra y con la ayuda de una mano de molino lo iban triturando hasta que quedaban reducidos a polvo rojo que almacenaban en pequeñas vasijas de unos 5 cms. de diámetros y unos 8-12 cms. de altura. Lógicamente tanto los molinos como las manos de molino quedaban impregnadas de este ocre rojo. Una vez que se había modelado la arcilla para realizar las vasijas, éstas se dejaban secar al aire para que se endurecieran y, más tarde, se recubrían sus superficies con una capa de pigmento rojo triturado y mezclado con la propia arcilla. Finalizado este proceso, las vasijas se ponían a cocer en un hoyo que se practicaba en la tierra y se encendía una fogata encima para que las cerámicas se cocieran debedamente. las vasijas con decoración a la almagra suelen ser de forma redondeada generalmente de media y tres cuartos de esfera, siendo frecuentes también las denominadas de tipo de botella, de cuerpo redondeado y con cuello. La cerámica a la almagra puede estar asociada a otros sistemas decorativos, como las impresiones, incisiones, aplicación de cordones, etc... Las asas más características que representan estas vasijas son las llamadas asa-pitorro que como su nombre indica servían para verter líquidos. El excelente acabado que muestran las superficies de este tipo de cerámica (generalmente bruñidos) así como las asas-pitorro con que cuentan algunas de ellas, sugiere que se destinarían a contener líquidos, en algunos casos y sustancias sólidas en otros. El especial tratamiento que recibían por parte del alfarero, una decoración muy elaborada, superficies bruñidas, ..., parece indicar que no se trata de un tipo de cerámica dedicada a la cocina, contando para esta actividad otros tipos de cerámicas más toscas.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
Ver 2-20042301