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Trincheras de Piedras de Cuca
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Trincheras de Piedras de Cuca.
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  • Durante la Guerra Civil, la Aldea Lendínez sería zona de frente.
  • Hay restos de trincheras y polvorines en el Cerro Las Gateras y el Cerro Piedras de Cuca.
  • Fue zona de frente entre nacionales (al Oeste) y republicanos (al Este).
  • Estas trincheras fueron construidas en 1937 tras la bautizada “Campaña de la Aceituna”, cuando las tropas nacionales bajo las órdenes del Gonzalo Queipo de Llano avanzaron sobre la Subbética Cordobesa, frenando su progresión en Lopera y Porcuna donde se detuvieron y se estabilizó el frente, ante la fuerte oposición encontrada en la ocupación de estas localidades a finales de 1936, en la que participaron numerosos efectivos de las Brigadas Internacionales recién incorporadas a la contienda.
  • Tras la conquista, el frente se consolidó en las inmediaciones de Higuera y Santiago de Calatrava, lo que provocó que dichas poblaciones fuesen evacuadas y los desplazados se refugiasen mayoritariamente en las cercanas poblaciones de Martos y Torredonjimeno.
  • Ante el grave riesgo de un avance de las Tropas Nacionales sobre las del Ejército Popular Republicano asentadas en Martos como enclave principal de la retaguardia republicana en el sur de la provincia de Jaén, los mandos del E.P.R. ordenaron la construcción de una segunda línea de resistencia que se extendería desde Monte Lope Álvarez (en concreto desde la Cortijada del Coracho), pasaría por las estribaciones del Cerro de las Piedras de Cucas (Aldea Lendínez) y proseguiría en dirección a Escañuela.
  • En las trincheras de Piedras Cuca los soldados tendrían una visión completa y abierta del todo el territorio comprendido entre Santiago, Higuera, Porcuna y Martos.
  • Simultáneamente, la existencia de dos carreteras, que comunicaban con Martos y con Torredonjimeno, les proporcionaba un enlace directo para recibir refuerzos y otros suministros, lo que aumentaba todavía más el interés por construir estas fortificaciones.
  • Por ello, dichas carreteras fueron militarizadas y catalogadas como de uso restringido, por lo que su acceso estaba vigilado por unidades militares, en concreto, la de Martos se hacía desde la Orujera de Motril.
  • Inicialmente, la construcción de las trincheras fue lenta, ya que en aquel momento no pasaba de ser un objetivo secundario, puesto que el principal foco de atención estaba fijado en propiciar un golpe de mano que devolviera Porcuna al lado republicano.
  • Con este fin se reunió a la XVI Brigada Mixta con milicianos procedentes de Ciudad Real, al mando del diputado comunista Pedro Martínez Cartón, quedaron emplazados en este frente desde el 27 de diciembre de 1936.
  • Entre el 20 de enero y el 2 de febrero de 1937 la zona soportó un fuerte trasiego de tropas, camiones y carros de combate republicanos que procedentes de Martos, iban en dirección a Porcuna; no obstante, el fracaso de esta ofensiva republicana y el posterior avance franquista de junio de 1937 en el que conquistaron el enclave llamado “Pilar de Moya” (junto al cerro de la torre llamada popularmente Juancubierta), propiciaron una situación casi desesperada para los republicanos en esta zona, por lo que se encargó la construcción de las defensas a los ingenieros de la citada Brigada XVI, con el apoyo de los de la XX Brigada Mixta y de un batallón de fortificación, con el objeto de acelerar la construcción de las defensas.
  • Aún así, las condiciones orográficas del lugar dificultaron la excavación de las trincheras, que se vio ralentizada al llegar a la cima del lugar y toparse allí con grandes bloques de roca de yeso, lo que obligó a utilizar explosivos para poder continuar el avance de la obra. Los restos de esos grandes bloques de piedra desgajados fueron utilizados como idóneos parapetos que facilitaban, aún más la defensa.
  • La construcción de abrigos soterrados, de trincheras subterráneas, de polvorines alargó bastante la realización de las obras, ocupando todo el verano de 1937. Viendo las dificultades que se planteaban, y para ayudar a la pronta terminación del baluarte defensivo, desde el C.O.I. (Cuartel Oficial de Información e Intendencia) sito en el Castillo Bajo de Martos, se enviaron refuerzos procedentes de los efectivos del Batallón de Ingenieros Zapadores que se constituyó en la ciudad.
  • A partir de enero de 1938, la zona se convirtió en frente bélico principal, cuando la XXXI División franquista decidió avanzar sobre Higuera de Calatrava, pese al escaso interés estratégico de esta localidad que estaba evacuada desde finales de 1936.
  • Las escaramuzas duraron hasta el 29 de marzo cuando finalmente las tropas franquistas tomaron la localidad, después de varios intentos fracasados los días 14 de febrero y 2 y 6 de marzo.
  • El 4 de abril, la guarnición republicana de la zona (la XX División) con la “139 Brigada” al frente contraatacó hasta llegar a recuperarla, pero finalmente, la evacuaron en su totalidad al día siguiente por falta de refuerzos, ya que simultáneamente se estaba realizando un ataque nacional de rectificación del frente en Castillo de Locubín.
  • La caída de Higuera de Calatrava, y el lento pero constante avance nacional hacia las posiciones de Martos, primero, y Jaén, a continuación, hicieron que la posición del Cerro de las Piedras de Cuca se convirtiese cada vez más necesaria e importante para el ejército republicano. Pero a pesar de esta necesidad, la dotación militar apostada en la zona era escasa. Tal vez explique esta pobre dotación el que estamos hablando de un frente que, a excepción de la ofensiva republicana sobre la ciudad de Córdoba, a la Batalla de Lopera y a la tardía Batalla de Peñarroya, se mantuvo en relativa calma, alejado de los escenarios principales de la contienda, por lo que solamente 600 soldados (un batallón aproximadamente) del Ejército Popular Republicano se repartían por tan extenso campo de trincheras.
  • Es sorprendente, al consultar los mapas de operaciones, comprobar como mientras en el frente de Madrid se apelotonan las brigadas de uno y otro bando, en otros frentes como el de Jaén los 3.000 hombres que en teoría componían una brigada mixta, tenían que cubrir un enorme frente que recorría casi todo el territorio nacional de este a oeste, y que era más largo que el llamado Frente Occidental de la I Guerra Mundial, y que debía ser cubierto por dos ejércitos procedentes de uno de los países más despoblados del oeste europeo en los años 30.
  • La tardía ocupación del Cerro, posiblemente, propició que en la zona no se llevasen a cabo acciones militares de especial relevancia hasta el fin de la guerra. Sin embargo, la situación pudo ser distinta de haberse prolongado más la contienda civil. Los mandos del E. P. R. tuvieron planeada una resistencia a ultranza de la República, resistencia que tenía como principal objetivo el esperar la intervención de las potencias democráticas que, tarde o temprano, acabarían enfrentándose a las fuerzas del Eje (de hecho, así ocurrió tan solo 5 meses después de terminar la Guerra Civil) y que el apoyo explícito que la España de Franco recibió de las potencias fascistas provocaría una intervención armada en la península Ibérica, dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial.
  • Por esta razón planeaban un repliegue paulatino de sus tropas hacia el sureste español que hiciese posible la prolongación del conflicto. El general Vicente Rojo, comandante del Ejército Republicano, apoyaba fervientemente esta idea: “Yo no creo en la invulnerabilidad de Madrid. El Madrid de la República, tras tres años de asedio, hambre y miserias caerá pronto. Madrid resiste porque no le han atacado directamente como en Cataluña. El día que monten una ofensiva así no podremos defendernos. Pero aún abandonando Madrid podemos replegarnos lentamente hacia las Sierras de Jaén y Cazorla y junto a las provincias de Alicante y Murcia, concentraremos todos nuestros recursos bélicos para resistir. Murcia es rica y producirá lo suficiente para abastecer a un ejército de cien mil hombres. Por otra parte, Jaén es un enorme terreno semidespoblado con mucha tierra sin labrar y factible de ocupar por una gran cantidad de población. En ese reducto se unirían todos los dirigentes y responsables que tuviésemos, teniendo como salida Cartagena. Sería un trozo de tierra que podríamos defender indefinidamente. Yo confío en que una guerra prolongada definirá el éxito a nuestro favor”.
  • El grupo de defensas puede dividirse en dos zonas: La principal, en el oeste del yacimiento, estaría formada por un triángulo defensivo de trincheras de resistencia, en cuyo interior se encontraría un observatorio con visión directa del frente de Porcuna, Higuera y Martos, que estaría comunicado telefónicamente con Martos y Torredonjimeno. En este lugar, con toda seguridad, se asentaría un puesto de mando y posiciones artilleras de gran calibre, a juzgar por los orificios de anclaje de gran tamaño que aún existen en la roca. En el exterior del triángulo quedarían polvorines excavados en la roca. Por otro lado y muy cerca del triángulo, por la profundidad de las trincheras y restos materiales, pudo existir un refugio antiaéreo junto a un pozo de tirador.
  • La segunda zona estaría formada por el resto de la trinchera, que en la actualidad tiene más de un kilómetro de recorrido, lo que convierte a este conjunto de trincheras en uno de los vestigios de la Guerra Civil más extensos y mejor conservados de la provincia.
  • A lo largo de la trinchera se pueden encontrar 5 pozos de tirador, un puesto de fusil ametrallador, un abrigo para tropa, un asentamiento para una ametralladora y un camino de evacuación aún existente.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
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